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COLEGIO PROFESIONAL DE PERIODISTAS DE ANDALUCÍA

lunes, 20 de junio de 2022

  • 20.6.22
FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado ante la Dirección General de Consumo a la empresa Verificaciones Industriales de Andalucía (Veiasa) por no permitir el pago en efectivo en las estaciones de ITV, lo que, a juicio de la organización, vulnera la legislación de defensa de los consumidores.


"Al solicitar cita previa en la página web de Veiasa, se indica que los pagos en efectivo solo se pueden realizar efectuando el abono anticipado de la tasa mediante carta de pago, la cual deberá ser abonada al menos tres días antes de la prestación del servicio y solo en las oficinas bancarias de Unicaja", destacan desde FACUA.

La empresa pública que presta este servicio obligatorio para la circulación de los vehículos por todo el territorio nacional alega, por su parte, que esta medida "atiende a las restricciones impuestas por el covid-19". Sin embargo, desde FACUA Andalucía entienden que esta postura no está justificada, ya que "ninguna norma ha impuesto en toda la pandemia la prohibición del pago en efectivo en ningún tipo de establecimiento".

Según FACUA Andalucía, "Veiasa intenta hacer ver que el abono en efectivo está permitido como método de pago, si bien lo único que puede hacer el usuario es el pago anticipado de la tasa, ya que no se permite en el momento de pasar la revisión al vehículo".

La Federación de Consumidores sostiene que esta medida es contraria al Real Decreto 1/2007 de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, que recoge que "es infracción en materia de defensa de los consumidores y usuarios la negativa a aceptar el pago en efectivo como medio de pago dentro de los límites establecidos por la normativa tributaria y de prevención y lucha contra el fraude fiscal".

Por todo ello, FACUA Andalucía considera que la empresa pública que presta este servicio está cometiendo una "clara vulneración" de los derechos de los consumidores, con el consiguiente perjuicio que esto supone para los conductores andaluces.

REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
  • 20.6.22
Mientras el candidato Risitas, que ni gracia hace, engaña hasta ayer al personal afirmando que "Andalucía Avanza" mientras no deja de recortar personal sanitario y docente, con franco deterioro de los servicios públicos, el Comité de Empresa de la Radio y Televisión de Andalucía (RTVA) celebró una nueva huelga, coincidiendo con el último día de cierre de campaña, con un porcentaje de seguimiento superior al 80 por ciento.


Lo contamos aquí porque, casualmente, apenas ha tenido eco en los medios del régimen y porque ya quisieran los responsables del ente público radiotelevisivo una cuarta parte de esta cifra de seguimiento en los índices de audiencias. Pero con esta dirección no es que parezca improbable, sino más bien imposible.

El recorte del 10 por ciento del presupuesto, junto a la descarada y abierta manipulación informativa, han deteriorado la empresa a tal grado que “La Nuestra” es hoy solo un baluarte de la guerra cultural de la extrema derecha al servicio de los de siempre, los mismos que nunca creyeron en la autonomía andaluza. Resultado: se ha devaluado un medio público que era referencia en la región y uno de los mejores canales autonómicos del Estado.

De la misma manera que en la Guerra Civil, pasando a degüello a los parias de la tierra y a sus clases más avanzadas e ilustres, los Zancajo de turno –ahora Carmen Torres– se han dedicado a censurar y a eliminar toda voz no plegada a esta función vicaria de Telebendodo.

Ello ha agravado los conflictos en las redacciones con una plantilla insuficiente, desmoralizada por la falta de proyecto y liderazgo y la continua injerencia de los comisarios del Risitas. Al tiempo, la recaudación publicitaria ha descendido, el déficit ha aumentado, la audiencia sigue en descenso paulatino, la credibilidad se mantiene gravemente afectada y algunos, mientras, haciendo el negocio de las productoras o en la espiral del disimulo como Más Análisis, de Teodoro León Gross, que empezamos a dudar si alguna vez fue profesor de Periodismo o simple lector de Dovifat convertido –o, quizás, convencido de ser mero speaker de Bendodo–.

Todo ello sin comentar la proliferación de tertulianos de extrema derecha en este y otros espacios. Vamos, que lo del pluralismo no lo han entendido ni lo entenderán. Más aún si hay campaña de por medio. El tratamiento de Vox y el PP ha sido bochornoso y el ocultamiento de opciones políticas transformadoras, una vergüenza.

Canal Sur ha actuado con premeditación y alevosía, incluso haciendo invisible en las encuestas la opción Por Andalucía. Pero ¿qué podemos esperar de una mesa de análisis de derechistas travestidos de demócratas y otros lindos portavoces del orden instituido, otrora pregoneros del PSOE o, incluso, del PA? Nada nuevo bajo el sol.

Por ello, Canal Sur está en huelga y nos tememos que en cuarentena, si no en la UCI. Es previsible, además, en la actual coyuntura, que ni la promoción turística contribuya a una mejoría ante la ausencia de una prospectiva integral de comunicación para el desarrollo que haga sostenible la propuesta.

En otras palabras, proyectos de contenidos como Canal Sur Más (OTT) van a ser pan para hoy y hambre para mañana, una huida hacia adelante que ni el propio director general cree. La pérdida de media de un 10 por ciento probablemente termine siendo mayor con el paso del tiempo, por demografía y mala gestión.

Sin recursos, la plataforma será un contenedor vacío carente de proyección real, mientras se apropian de La Nuestra para garantizar que los andaluces no se levanten. Para eso están al frente de la RTVA. Son, como decía el maestro Antonio López Hidalgo, "de la hermandad del cazo": pusieron la mano cuando el PSOE era quien mandaba; lo hicieron cuando el PA tenía algo de poder en la Junta; lo han hecho ahora con PP y Ciudadanos; y estamos convencidos de que, incluso, lo harán con VOX.

Viven para ello y carecen de todo compromiso público. Tampoco es esperable que los órganos parlamentarios que fueron creados para vigilar el buen funcionamiento del sector –léase el Consejo Audiovisual de Andalucía– pongan coto a tales desmanes. Ya vimos el papel de su presidente, Antonio Checa, con la contrarreforma de la Ley Audiovisual andaluza. De pena.

Mientras siga cobrando elevados emolumentos en lugar de la paga como jubilado, todo bien, gracias. Lo suyo no es precisamente cumplir el mandato de representación, ni cambiar nada. Ya lo harán otros, que es mejor echarse la siesta en el despacho y pasar de puntillas que asumir el mandato ciudadano, no vaya a ser que quien manda se moleste.

Bien lo sabemos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, cuando fue decano. Ser y estar, pero solo aparentando. No mudar, no hacer, no moverse, no trabajar: solo la espiral del disimulo, por verónicas, a lo Rajoy, que es el estilo que imprime sello en esta tierra.

Colaborador en su momento de El Mundo, debe estar feliz de que Rosell pudiera ser director general de la RTVA –ya están algunos correligionarios como Carmen Torres como avanzadilla, con los resultados conocidos–. Pero tenemos una mala noticia para los miembros de la hermandad del cazo: con Vox se quedarán sin voz y sin chiringuito (como lo califican los Toni Cantamañanas de turno).

Toca ahora, por lo mismo, por urgente necesidad, informar a la ciudadanía de que nos quieren robar lo nuestro, lo común, y hasta la esperanza. Sabemos que no podrán. Y, lo más divertido, ni siquiera lo saben. Es lo que tiene la miopía intelectual: no alcanzan a ver más allá de sus propias narices.

FRANCISCO SIERRA CABALLERO
  • 20.6.22
El Partido Popular se convirtió ayer en la fuerza política más votada en Montemayor en las elecciones autonómicas. A diferencia de lo que ocurriera en los últimos comicios regionales de 2018, el PP logró dar un vuelco a las urnas entre los montemayorenses, que respaldaron mayoritariamente la candidatura encabezada por Jesús Aguirre, consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.


Con el cien por cien de los votos contabilizados, el PP ha recabado el apoyo de 568 votantes, lo que supone el 31,57 por ciento de las papeletas escrutadas en las mesas electorales repartidas por todo el municipio. El escrutinio ha supuesto, por tanto, un importante aumento en el número de apoyos para los populares en la localidad en comparación con los resultados obtenidos en 2018, dado que han incrementado su respaldo en 21,45 puntos, pasando de los 196 votos conseguidos hace tres años a los 568 contabilizados ayer.

La segunda fuerza más votada en la localidad ha sido la coalición formada por IU, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde, que por primera vez ha concurrido a unas elecciones al Parlamento de Andalucía. Un total de 481 votos, el 26,74 por ciento de las papeletas depositadas en las urnas instaladas en la localidad, mostraron su apoyo a la coalición.

Por su parte, el PSOE ha conseguido recabar 399 apoyos (el 22,18 por ciento de los votos), que los relegan hasta el tercer puesto del escalafón local. La lista encabezada por Isabel Ambrosio ha llegado a sumar en Montemayor 63 votos menos que en los comicios de 2018, una caída que, porcentualmente, se traduce en casi un 1,68 por ciento menos de papeletas.

En el caso de Vox, que en los pasados comicios andaluces daban la sorpresa entrando a formar parte del Parlamento de Andalucía, un 9,17 por ciento de los votantes de Montemayor han mostrado su respaldo a la candidatura de Macarena Olona, lo que supone 5,81 puntos más que en 2018, tras alcanzar las 165 papeletas.

En el caso de la formación liderada por Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, ha conseguido el apoyo de 60 votantes de Montemayor en su primera participación en estos comicios regionales, lo que supone un 3,34 por ciento de las papeletas depositadas.


Ciudadanos, que en los últimos comicios andaluces en Montemayor obtuvo 252 votos, lo que supuso un 13,02 por ciento de los votos registrados, consiguió ayer el respaldo de 49 votantes, lo que sitúa la formación naranja como la sexta candidatura más votada en la localidad, tras perder más de 10,3 puntos de apoyo en la localidad.

Como en ocasiones anteriores, la participación de los montemayorenses ha rebasado la media regional, si bien el número de abstenciones ha experimentado un incremento de un seis por ciento con respecto a los comicios anteriores, lo que viene a significar que 1.277 vecinos han preferido no ejercer su derecho al voto durante la jornada electoral de ayer.

En lo que respecta a los votos en blanco, se han computado 35, por 71 nulos. En total, han ejercido su derecho al voto 1.870 montemayorenses, lo que representa el 59,42 por ciento de la totalidad del electorado, un seis por ciento más que en 2018.

I. TÉLLEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

domingo, 19 de junio de 2022

  • 19.6.22
La Abuela Carmen ha dado un paso más en su apuesta por la innovación y la calidad. La compañía andaluza, con sede en Montalbán de Córdoba y pionera en la elaboración del ajo negro –además de creadora de la cebolla negra y de la mandarina negra–, acaba de lanzar al mercado Nigrum, un revolucionario complemento alimenticio, 100 por cien natural, elaborado a base de ajo negro.


Las cápsulas de Nigrum contienen un 80 por ciento de ajo negro puro, con lo que sus nutrientes se obtienen de forma completamente natural, una característica que marca la diferencia con respecto a otros productos similares. A su vez, la nueva creación de La Abuela Carmen, que se presenta en un cómodo envase de cristal con 45 cápsulas de 751 miligramos cada una, es apta para veganos y no contiene productos que puedan provocar alergias.

"Numerosos estudios avalan las propiedades del ajo negro y, de hecho, La Abuela Carmen viene colaborando desde hace años con la Universidad de Córdoba y con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) en el análisis de las propiedades beneficiosas que el ajo negro reporta a la salud, gracias a sus componentes" destacan desde la empresa montalbeña.

A su vez, los responsables de La Abuela Carmen subrayan que Nigrum es un complemento alimenticio que puede adquirirse tanto en tiendas especializadas, como establecimientos generalistas, grandes superficies o en la tienda online de La Abuela Carmen. "Ninguna de las otras cápsulas que pueden encontrarse en el mercado ofrecen un contenido tan elevado de ajo negro natural", insisten desde La Abuela Carmen.

La Abuela Carmen

La empresa que comercializa bajo la marca La Abuela Carmen tiene su sede central en Montalbán de Córdoba, donde cuenta con más de 5.000 metros cuadrados. También dispone de instalaciones en Santaella, de más de 12.000 metros cuadrados, dedicadas a la limpieza, clasificación del ajo y almacenaje.


Desde hace más de una década, La Abuela Carmen viene apostando por nuevas alternativas de comercialización para el ajo a través del procesado de productos de cuarta y quinta gama. Comercializan productos como ajo en conserva para ensaladas o pastas (en aceite de oliva a las finas hierbas, al pimentón, picante), ajo pelado, picado, laminado, frito en aceite de oliva (su producto más demandado), deshidratado o pulpa de ajo. Tienen igualmente una línea de productos ecológicos certificada por Ecovalia.

También en colaboración con el centro Ifapa de Palma del Río, en 2013 pusieron a punto la producción de ajo negro, donde a partir de ajo fresco y mediante un proceso que combina temperatura y humedad produce un ajo fermentado con múltiples propiedades saludables. Han sido pioneros en Andalucía en su producción.

A finales del pasado año, La Abuela Carmen lanzó al mercado sus nuevos Chips de Ajo, un producto que no solo potencia el sabor de las elaboraciones sino que, además, evita el engorroso proceso doméstico de pelar, cortar y freír este ingrediente.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR


  • 19.6.22
De entrada, tengo que confesar que soy un gran aficionado a los cuentos: a los cuentos para mayores, puesto que cuando utilizamos la palabra ‘cuento’ acuden a nuestra mente aquellos que nos narraron en nuestra infancia, los que contemplábamos por entonces en algunos tebeos, los que veíamos en la televisión o, quizás, los que leíamos durante los años en los que la fantasía formaba parte fundamental de nuestro mundo.


En esa pasión lectora de adulto, me gustaría indicar, por ejemplo, que, aparte de mis admirados Mario Benedetti o José María Merino, me he leído casi con devoción los cerca mil cuentos que nos legó el gran escritor ruso Antón P. Chéjov y que, por suerte, fueron magníficamente traducidos a nuestra lengua y editados en nuestro país en cuatro gruesos volúmenes por la editorial Páginas de Espuma.

Sin embargo, en esta ocasión quisiera referirme a un tipo de cuento que me he atrevido a llamarlos ‘infinitesimales’ por su extrema brevedad. Y con ello los quiero diferenciar de los denominados microrrelatos, cuentos cortos e, incluso, cuentos ínfimos, que son otras denominaciones que se les da a los muy breves.

Ante la pregunta que podría flotar en el aire acerca de las razones por las cuales traigo este tema, apunto a dos razones. La primera, que un antiguo colaborador de Andalucía Digital, Daniel Guerrero Bonet, acaba de publicar su primer libro de cuentos, que lo ha denominado Cuentos minúsculos que se asoman a realidades sorprendentes, del que tengo que apuntar que lo he encargado, pero que en el momento de escribir estas líneas todavía no lo he recibido. De todos modos, la escritura de Daniel es muy buena, por lo que estoy seguro de que disfrutaré con esos ‘cuentos minúsculos’.

La otra razón está ligada a una experiencia que he tenido no hace mucho. Resulta que un día al terminar la clase, y cuando los alumnos habían vaciado el aula, me encontré sobre una de las mesas una hoja suelta en la que, al lado de esos trazados o garabatos que se suelen hacer para entretenerse un poco, observé que había un breve texto escrito que, perfectamente, lo podría incluir dentro de esos cuentos infinitesimales. Decía así:

He buceado hasta el fondo de mi alma, y no he encontrado nada.

Me quedé sorprendido y pensativo. Guardé la hoja. No recordaba quién había ocupado aquella mesa, si fue un alumno o una alumna. Pero daba igual, porque tampoco se trataba de averiguar quién había sido el autor o la autora de ese brevísimo texto, cargado de poesía o, quizás, de una tenue melancolía. “Bucear hasta el fondo del alma y no encontrar nada”: ¿Qué querían expresar esas pocas palabras? Nunca lo sabré, porque, en todo cuento bien construido, aunque sea infinitesimal, se enuncian irresolubles incógnitas.


Pero si hay un cuento brevísimo, que todos los que lo conocen lo toman por el más corto de los que se hayan escrito, es el que corresponde al escritor de origen guatemalteco Augusto Monterroso (1921-2003). El mismo que se suele citar como ejemplo de máxima concisión, dado que solo contiene siete palabras:

Cuando se despertó, el dinosaurio seguía allí.

Una vez leído, se queda uno pensativo y empieza a preguntarse: ¿Quién se despertó? ¿Él o ella? ¿Qué nombre tenía? ¿Dónde dormía?... De igual modo, y puesto que no dice un dinosaurio sino el dinosaurio, vuelven las interrogantes: ¿Qué tipo de dinosaurio? ¿El dinosaurio era un animal o la imagen fantasmal de alguna pesadilla que torturaba a quien soñaba?

Todo buen cuento, por pequeño que sea, se abre a distintas preguntas e interpretaciones. Muy distinto a lo que acontece con los aforismos, que son breves respuestas, casi sentencias, a los diversos temas que nos planteamos. También de cualquiera de las ideas filosóficas: por ejemplo, cuando René Descartes, queriendo sentirse muy seguro a partir de un pensamiento inequívoco, afirmó con rotundidad: “Pienso, luego existo”. O de las muchas expresiones científicas, como aquella que nos dice que “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”, ya que solo pueden ser cuestionadas por otras de igual rango.

Tampoco los haikus japoneses podemos considerarlos cuentos infinitesimales, pues son breves composiciones poéticas de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas.

Vuelvo de nuevo a Augusto Monterroso. Pensándolo despacio, ¿realmente, fue ese cuento mínimo el más breve de todos los que se han escrito?

La verdad es que no lo sé. Ni tampoco tengo claro que alguien pueda afirmarlo tajantemente, pues para ello tendría que haberse leído todos los cuentos publicados. Lo que sí puedo decir es que el escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) escribió otro cuento infinitesimal también de siete letras. Es el siguiente:

Se venden zapatos de bebés. Sin estrenar.

Y no se trata solamente de la brevedad a la que he aludido para cruzarnos con un cuento infinitesimal. En el caso Hemingway, la segunda frase nos abre a un conjunto de interrogantes, posiblemente un tanto angustiosos, a los que no podemos dar ninguna respuesta cierta. ¿Por qué se venden esos zapatos? ¿Qué aconteció con el bebé que debía estrenarlos? ¿Por qué los padres han decidido venderlos? No hay soluciones: solo enunciados que acaban en especulaciones en la mente del lector.

Para cerrar esta breve incursión en los relatos cortos, quisiera apuntar que no todo lo que a uno se le pueda pasar por la cabeza lo podríamos considerar como un cuento infinitesimal. Creo que un buen relato brevísimo, al que me he atrevido llamarlo ‘infinitesimal’, junto a su singularidad, al menos debe abrir múltiples interrogantes que siempre quedarán como preguntas incómodas o inquietantes en quienes lo han escuchado o leído.

AURELIANO SÁINZ

GRUPO PÉREZ BARQUERO


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