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XXV CATA DE MORILES - DEL 21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2023

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jueves, 24 de octubre de 2019

  • 24.10.19
El tema de hoy es controvertido y, a veces, poco conocido, porque preferimos ignorarlo aunque la realidad sea más tozuda que nuestro olvido. Daré un salto desde la llamada “generación sándwich” a la de los “abuelos sándwich”. Usaré la palabra “emparedado” que se define como “porción pequeña de jamón u otra vianda, entre dos rebanadas de pan de molde” (sic).



Posiblemente con estas etiquetas de clasificación hayamos oído mucho o puede que nada sobre este tema, pero todos nosotros, tanto los que ya somos viejos como los que vienen detrás, debiéramos estar al tanto de gran parte de los recovecos que enmarañan el asunto.

El tema de la vejez lo he abordado desde distintos ángulos. Viejos en general; abuelos y sus correspondientes cargas; viejos y soledad. Animé a los lectores a pensar que la vejez puede ser activa, intenté hacer una radiografía de la misma y me pregunté qué podemos hacer con los viejos. Incluso me hice eco de lo que sugería una organización sobre adoptar a un abuelo.

Después de haber invitado al abuelo de mis relatos a leer sobre todo lo relacionado con la vejez, quería sugerirle que la última etapa de las personas es una fase vital a la que tenemos que exprimir y sacarle todo el jugo posible. En aquellas líneas invitaba a otra actividad con un "¿Leemos, abuelo?" salido de la boca del nieto.

Pero de un sector progre y progresista surgieron voces gritando con rencor y clamando ¡a ver cuándo se mueren los putos viejos! Ante dicho rebuzne solo cabría preguntarse si tales voceros no tenían padres o abuelos. Intuyo que la razón era rabia contenida por cuestión de votos. Qué fácil es perder el horizonte y la dignidad.

Hecha esta introducción, que creo es de justicia, entro en materia. Una aclaración simple pero necesaria. La palabra "viejo" la hemos ido arrinconando porque nos parece que es malsonante. No quiero ni pensar cómo nos sonará "ochentón", "senil", "vejestorio", "carcamal", "carroza", "matusalén", "antiguo", "viejo chocho"... Más aceptable puede sonar "anciano", "persona mayor", "patriarca" (¿!?), "nonagenario", "entrado en años"... Y, sobre todo, "abuelo".

Aclarémonos un poco. "Vieja" es la persona que, llegada a una edad determinada, entra en el grupo de los mortales oficialmente jubilados del trabajo habitual, si es que lo tenían. Usar el término "mayor" para referirnos a dichos viejos me parece una patraña lingüística, dado que cualquier humano, conforme cumple años de vida, se va haciendo mayor. El término "mayor" lo utilizamos por aquello del lenguaje políticamente correcto. Mayores serán tanto los abuelos como el padre de la nueva criatura que entra a engrosar un clan familiar.

Por último, la palabra "abuelo", siendo de la misma categoría de las antedichas, no se puede aplicar a todo el mundo porque no toda persona llega a serlo y, sin embargo, la hemos popularizado algo más que las anteriores, quizás porque está cargada de cariño hacia unos retoños que suavemente entran en nuestras vidas: los nietos.

El planteamiento que voy a hacer por una cara rebosa sonrisas y por la otra derrama en más de un momento cansancio, cierta angustia y el dolor propio de unos desgastados cuerpos por el paso de los años.

Hagamos algo de historia. La llamada “generación sándwich” surge en 1981 de la mano de un psicólogo americano y abarca a los nacidos entre 1950 y 1970, los cuales ahora tendrán una edad plena, madura, entre 50 y 70 años. Dicha generación da unos pasos adelante de cara a un futuro mejor y más placentero que el de sus padres. Al menos lo intentan. Las circunstancias sociales y económicas en esos momentos les permitieron parte del llamado Estado del Bienestar.

Luego vendrá la crisis económica a jugarnos una mala pasada. La "generación emparedado" agrupa a personas (hombres o mujeres) obligadas a atender a padres y/o familiares adultos con achaques que van desde poca importancia a una dependencia total o casi total, además de nietos. Los que en la actualidad tienen más de 50 años son los próximos en entrar en dicha clasificación.

Recordemos que el siglo XX empieza revuelto, aguanta dos guerras mundiales y, en nuestro caso una guerra civil que me atrevo a llamar "particular" y que no hemos sido capaces de superar. Prueba de ello es el esparcimiento existente de odio, rencor y desprecio que se extiende cual mancha de aceite.

Dicha expresión da pie a Dorothy Miller, trabajadora social, a trasvasar la clasificación al mundo de los viejos-abuelos que también los llamará "sándwich" y, de paso, reivindica la importante y no fácil labor que estos están llevando a cabo en el ámbito de la familia.

Por necesidades varias, dicho "abuelario" se han convertido en pieza clave a nivel social y económico dentro del clan familiar –y sobre todo afectivo, añado yo–. Según otras fuentes podemos estar hablando de "abuelos esclavos". Los abuelos esclavos son figuras sociales que están en activo como tales desde hace bastante tiempo.

En definitiva, podemos estar hablando de abuelos tiranizados que, con el caramelo de disfrutar de los nietos, son prisioneros de la obligación de ocuparse más ampliamente de ellos. En la actualidad, tanto participa el abuelo como la abuela de dicha faena. El problema se agrava cuando el “abuelario” (él o ella) tiene que atender y/o cuidar el uno del otro o también tiene a su cargo a un familiar dependiente. El tema es complicado.

Los abuelos, en las circunstancias actuales, han pasado de ser un estorbo a convertirse en empleados, explotados, manipulados o exprimidos en algunos casos. No dudo que también son queridos. Simplemente, es indispensable su ayuda física y económica. Son necesarios sus servicios. La inactividad propia de la edad se transforma en un ajetreo entre idas y venidas, que a veces los supera.

Y esos abuelos incapaces de negarle nada a sus hijos vuelven a ser criadores de infantes con un problema añadido: “ya no son lo que eran”, ni física ni psíquicamente, y apencan cuidando nietos hiperactivos y traviesos que rebasan todas sus posibilidades. Digamos que son verdaderas niñeras, solo que acorralados por los achaques propios de la edad, que van creciendo de día en día.

El papel de los abuelos ha cambiado en la sociedad actual de manera estrepitosa, hasta el punto de pasar de abuelos pasivos a activos e imprescindibles en el cuidado de nietos. Remarco “cuidado” y no “educación” adrede. Son aprovechados como sustitutos de la guardería o de la niñera, como consecuencia de unas circunstancias socioeconómicas agobiantes. Pero también como manifestación “del egoísmo de una sociedad que les exige demasiado”. En muchos casos se les está “explotando descaradamente”.

Los "abuelos emparedado" a veces no dan para más y sufren o soportan –como queramos llamarlo– los efectos negativos del cuidador o cuidadora, amén del cansancio personal que, poco a poco, va dejando serias secuelas.

Hipoteca de la propia vida, abandono de las relaciones, frustración por no poder viajar, ante todo porque son necesarios; con problemas de sueño, nervios desbordados y una soledad de fondo profunda. La vida se les escurre entre los dedos de la mano cada vez más rugosos y, por ende, menos sensibles.

Memoria con goteras –incluso con saltos de agua–, huesos protestantes, apetito débil y, como la vida sigue, se echan el saco de los problemas a la espalda y a caminar. Para ello hay que ser emocionalmente fuertes, no tirar la manta porque hay un compromiso con la otra persona (él o ella).

Ocuparse de los demás también tiene su recompensa, sobre todo de los nietos cuando, mimosos, te halagan con un cariñoso "¡abu!". Igualmente de los hijos, a los que están ofreciendo el esfuerzo de la última etapa de su vida y, sobre todo, del compañero o compañera que estén cuidando.

Remato el tema con una pregunta sin respuesta en muchos de los casos. ¿Quién atiende al cuidador o cuidadora? El síndrome del cuidador queda abierto para otro momento.

PEPE CANTILLO

jueves, 10 de octubre de 2019

  • 10.10.19
Seguimos inmersos en las turbias aguas de los títulos, las tesis doctorales escamoteadas, el engaño a cara descubierta. Este tema es más llamativo de lo que podamos pensar. Llamativo porque se da entre personas públicas que se significan con dichas “mentiras”. ¿Cuántas más personas anónimas pueden estar metidas en dicho saco?



En lenguaje coloquial y con sobrecarga despectiva, la definición de “titulitis” viene a decir que es una “valoración desmesurada de los títulos y certificados de estudios como garantía de los conocimientos de alguien” (sic). Quien sobrevalora y se ufana es el sujeto que “supuestamente” se ha ganado dichos títulos y alardea de ello.

La ostentación de un título o de toda una ristra y pavonearse de ellos no garantiza los conocimientos que pueda poseer el titulado. En otras palabras, la titulitis solo es una manera de vender la burra a los demás. La valoración académica desmesurada no la hace quien certifica tales conocimientos sino el propio sujeto que se ufana de poseerlos.

En las últimas semanas han brotado nuevos casos de falsedades académicas contra las que se ha podido bramar pero que ahí siguen. El personal suele preguntarse cuál es la razón para que dicho asunto siga en marcha. ¿Dimisiones? Aquí no dimite nadie.

El daño ya está hecho y quien puede sufrir las consecuencias de tales desmanes es la Universidad que se aviene a entrar en dicho juego, que no cubre la gotera abierta en su tejado. ¿Se han preguntado por qué hay tan pocas universidades españolas en la lista de las más importantes del mundo? Supongo que ésta debe ser una razón. Alguien dijo ya hace tiempo que vivimos en un país de pillos y el más listo suele ser quien manda.

Cargarle el “sambenito” a quien manda no es levantar falso testimonio contra quien manda: solo se ratifica una realidad que está revoloteando entre nosotros y no deja de hacer daño en el sentido más amplio de la palabra…

Para vanidad de muchos y regocijo de piratas, los títulos académicos pueden comprarse, falsearse sin muchas dificultades. Si a alguien le pica la curiosidad, puede entrar en Internet a curiosear cómo comprar títulos y alucinará con la oferta que existe en dicho campo. Hay todo un mercado falsificador en el que se obtienen visados o pasaportes y, de igual manera, titulaciones universitarias sin mayores dificultades.

Oficialmente es posible que algunas personas influyentes, sin asistir a las clases de tal o cual especialidad académica, puedan llegar a poseer una acreditación oficial. Algún caso, aun calentito, da fe de tales incidentes. Es otra manera, poco limpia, de conseguir dicho objetivo.

Todo el relato anterior engarza bien por la manga ancha que desde organismos docentes se pueda llevar a término sin necesidad de cumplir con todos o parte de los requisitos exigidos para obtener el plácet oficial. En resumen, que o se tiene dinero y compro tal o cual título o tengo cierta bula y me regalan el diploma acreditador porque soy o seré importante…

Entre los políticos ha habido y sigue apareciendo mucho “gato por liebre” en este asunto y en otros muchos. El tema de falsear méritos académicos es amplio y no solo ocurre en nuestro país. Si hacemos memoria vendrán a colación engaños académicos varios que van de Pernambuco a Jauja.

Copiar trabajos o fusilar tesis doctorales son liebres que saltan de cuando en cuando. En algunos países, el cazado o cazada renuncian al puesto por incuestionable falsedad. En otros, callan y siguen con el tongo y, los menos, disimulan mirando para otro lado.

¿Es necesario que el político ostente títulos universitarios? Si los tiene, estupendo. Entra dentro de una lógica general el hecho de que mientras más preparado se esté en un tema, mejor rendimiento daremos y mayores beneficios podremos ofrecer a los demás. Hasta aquí, ejemplar. Si se es buen profesional, los títulos pasan a segundo plano.

Embustes, fraudes y mentiras se agarran del brazo como un matrimonio bien avenido y, cómo no, la “titulitis” nos visita un día sí y al otro también; los enchufes y el nepotismo son otro terreno bien regado en este compás de espera, callejón en el que nos ha metido la eventualidad política.

Pero no nos engañemos. Ni beneficiados ni sufridores de tales despropósitos: la deuda por enchufismo o por nepotismo hay que pagarla. O por el donador o por el receptor. “No te preocupes, ya me la pagarás cuando llegue el momento”. El enchufado suele ser una “persona aduladora y servil” (sic), es decir, un “lameculos” que prefiere el peloteo y la sumisión antes que el esfuerzo personal. El padrino, un listillo.

Un ejemplo sin mayor importancia. En el momento que escribo estas líneas, en el Ayuntamiento de Móstoles iban ya por siete los casos de nepotismo muy sonados. La hermana y el tío de la alcaldesa son dos de ellos. Claro que todo esto puede ser “pecata minuta” (error o falta leve) si lo comparamos con grandes dosis de dinero evadido desde algún punto del país, con comisiones recibidas por honorables personas. Y una larga estela de chanchullos.

Empecemos por la cabeza. Una moción de censura da el poder al PSOE. Así tenemos un presidente de Gobierno legal pero no salido de las urnas. Democráticamente estamos en una situación anómala. Las posibilidades de continuidad son pocas. Sánchez anunció en su momento (mayo de 2018) que las elecciones generales serían "cuanto antes". No tarda en mover ficha, cambia de opinión y anuncia que terminará la Legislatura.

La idea era resistir en el poder más allá de lo razonable y así culminaría la Legislatura. El siguiente paso fue convocar nuevas elecciones que salieron frustradas en abril de 2019. Era la convocatoria a Cortes Generales para la XIII Legislatura. Para los supersticiosos, el número 13 trae mala pata. Vuelta a empezar.

Elecciones ¡ya! Para llegar a dichas elecciones hemos pasado unos pocos-bastantes meses. ¿Ha mejorado el escenario? Sinceramente creo que no. Políticos anunciando hoy un plan de pactos para estabilizar la situación y que mañana cambiaron de opinión.

Yo pacto, ¿tú pactas, pactamos? Hemos vivido la duda deshojando la margarita: si, no, si, tal vez… Esperemos que en noviembre se aclare por fin el tema, gane quien gane. La verdad es que apostillar de sabios a los políticos actuales, sean del color que sean, suena a choteo para unos e ironía para muchos. Mientras tanto, los listillos y las listillas siguen haciendo su agosto.

Vivimos en tiempos confusos. Nuestro entorno se había acostumbrado a subsistir sin grandes contratiempos, sin demoledores huracanes que destrozan lo que encuentran al paso. Y vivir en la bonanza de la mano de la paz era todo un lujo.

Pero el fanatismo, la intolerancia de cualquier color, de cualquier tipo de fe –política o religiosa– cercena vidas o machaca esperanzas a la par que derrama angustias, miedo. Y de nuevo parece que apostamos por la enemistad a sabiendas de que es posible vivir en armonía, aunque nadie dijo que fuera fácil. ¿Falta voluntad y sobra egoísmo? Parece que a mayor desarrollo corresponde menor grado de humanidad. Y así nos va…

Tengamos presente que en la ausencia de la paz termina por diluirse la libertad y la carcoma agujerea a la justicia. En tales circunstancias, la democracia peligra porque no puede funcionar sin demócratas, es decir sin personas que apuesten por la tolerancia y la solidaridad desde una responsabilidad libremente aceptada.

Tengo que reconocer que la cultura del esfuerzo no está de moda, incluso se la machaca alegando que es un valor cutre, facha, porque no es solidario. Quizás el trasfondo pueda reducirse a que “hay que llegar a la meta propuesta como sea, a costa de lo que sea, pero sin esfuerzo; si hay que hacer trampa se hace y si algo puede obtenerse gratis mejor que mejor”. ¿Esfuerzo? No, gracias. No está valorado.

PEPE CANTILLO

jueves, 26 de septiembre de 2019

  • 26.9.19
Inicio estas líneas con una presentación de los Machado que vivieron en Sevilla en el Palacio de las Dueñas, perteneciente a la Casa de Alba. Dicho palacio alquilaba estancias a particulares. Usar la palabra “palacio” ha dado y sigue dando qué pensar si el lector entra a la brava en dicha familia.



Los Machado son personas de categoría intelectual. El abuelo paterno era antropólogo, médico, catedrático y rector de la Universidad de Sevilla y profesor de la Universidad Central de Madrid (1883) razón ésta por la que marchan a la capital. Como político es defensor del sufragio universal.

El padre, conocido como Demófilo –amigo del pueblo–, abogado y periodista, descuella como folclorista poniendo en valor la cultura popular. Dirige la colección de estudios Biblioteca de tradiciones populares y funda la sociedad El Folclore Andaluz.

Los Machado, como otros intelectuales del momento, eran partidarios de la Institución Libre de Enseñanza. Defienden la libertad de cátedra, el derecho a aprender, a enseñar sin presiones políticas ni imposición de contenidos ideologizados. Pero la historia de la educación pasó de la libertad de cátedra a la rigidez franquista y, de ésta, a una nueva y tímida apertura hasta llegar en la actualidad a un solapado dogmatismo en nombre del progresismo (progresía, progresista).

Como botón de muestra remito al lector a las pegas, imposiciones, adoctrinamientos que en estos momentos asoman el bigote solapadamente con la imposición de unas lenguas frente a otras. En los medios aparecen claros ejemplos. ¿Llegan los comisarios políticos?

Cito para avisar de la piedra puesta en el camino. Héctor G. Barnés, en el libro La ley de las aulas, dice: “Apuntamos hacia el bilingüismo y nos hemos quedado en que ni siquiera somos capaces de enseñar español a los niños de otros países”. Moverse en el buenismo, derrocar el esfuerzo, costará caro.

Otra perla. Andreu Navarra, en el libro Devaluación continua, pinta un panorama negro para la Educación Secundaria: “volvemos a depositar la confianza y la responsabilidad de la educación de nuestros menores en un sistema educativo, que sinceramente, no sé si su objetivo es el de educar o adoctrinar”. Cada cual que saque sus conclusiones y las consecuencias. En estos momentos hay una avidez, tendencia a ¿destruir para construir?, con el agravante de que no conseguimos mejorar la situación social. Sigamos con el tema.

Manuel Machado lleva una trayectoria de creador literario paralela con Antonio. Comparten amigos y producción literaria. Andalucista ante todo, no deja de sentirse atraído por la corriente modernista. Archivero y bibliotecario, será miembro de la Real Academia Española en 1938. Después, los dos hermanos caminan por senderos separados que les conducen, hacia el final de sus vidas, a militar en bandos diferentes.

De Antonio, la primera curiosidad es su nombre completo. Bautizado como Antonio Cipriano José María Machado Ruiz (1875) nace en Sevilla en el seno de una familia, repito, de renombre en el mundo cultural de finales del siglo XIX y muere en Colliure (Francia).

En 1899 viaja a Francia donde conocerá a Rubén Darío, con el que le unió una buena amistad y que influyó en su obra poética. En España se relacionará con Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno y Ramón del Valle-Inclán, entre otros.

Antonio también será un convencido misionero. Según él, la educación y la cultura deben ser para todos sin distinción como elemento de progreso. Durante los años que pasa en Segovia colabora en la Universidad Popular fundada en dicha ciudad.

Catedrático de Francés, su labor docente se desarrollará en distintos centros españoles. En Soria se casa con Leonor Izquierdo (1907) que morirá poco después (1912). Este luctuoso hecho le llevará a pedir traslado al instituto de Baeza (Jaén), y después a Segovia, hasta conseguir plaza en Madrid.

Residiendo en Soria le conceden una beca y marcha a París a estudiar Filología Francesa, estancia que aprovechó para estudiar Filosofía con Henri Bergson, profesor de Filosofía moderna en el Collège de France. En 1918 consigue el doctorado en Filosofía y Letras y será nombrado académico de la Real Academia Española en 1928.

Entre 1920 y 1930 escribe teatro en colaboración con Manuel. Ambos viven unos años entre la creatividad y diversos momentos de asueto, etapa que perdurará en el recuerdo. Por desgracia, la política o las ideas políticas los separará sin misericordia. Antonio es liberal y republicano, Manuel se adhiere a los sublevados, como lo demuestra un poema dedicado a Franco y su “cruzada”. Ruptura familiar.

En estos momentos está ocurriendo lo mismo. Familias separadas, enconadas, rotos los lazos. No aprendemos a respetar ideológicamente al otro, aunque no se compartan sus planteamientos. El comentario atañe a gente conocida, respetada y como no es momento para hablar de ello, lo dejo que madure o que se enfríe o se pudra por el calor del odio. Solo los humanos tropezamos más de dos veces en la misma piedra.

A finales del 36, Antonio es evacuado a Valencia con otros familiares, entre ellos su madre, de la que solo le separará la muerte. Vivirán casi dos años en Villa Amparo, un chalet de la localidad de Rocafort. Las visitas de amigos como León Felipe, Alberti, Neruda, Octavio Paz o María Zambrano le reconfortan en el duro trago antes de partir.

Participa en todo tipo de actividad que promueva la cultura. En 1939 marchará al exilio acompañado de algunos familiares. El final del camino está marcado en Colliure, donde muere al poco de llegar, mientras la República agoniza. Le acompañan su hermano José y la madre, que fallece poco después.

Me hubiese gustado poder escribir sobre Antonio Machado pasando de la Guerra Civil. Ello no es posible porque ésta enhebra parte de su vida y obliga a estas líneas, pero sí me permitirán que hable de un Machado enamorado. Fue un amante empedernido a su manera, de la vida, como así lo refleja en sus versos y de Leonor y de Guiomar, tema que dejo para otro momento.

No siendo un especialista en literatura –y menos en poesía– me limito a citar algunas de sus creaciones. Solo sé que leer a Machado es un placer, un disfrute para los sentidos y la imaginación. Si a ello añadimos el trasfondo filosófico de muchos de sus escritos podremos disfrutar a la par que pensar en el presente, en el pasado y sobre todo imaginar el futuro o mejor soñar a donde nos llevará dicho futuro.



Algunos de sus libros más importantes fueron Soledades, Campos de Castilla y La Guerra. Gracias a Serrat resalto algunos conocidos poemas: A un olmo seco, Retrato, Caminante no hay camino, Anoche cuando dormía, Elegía de un madrigal, Españolito que vienes al mundo, Cantares, Guitarra del mesón, Las moscas y El crimen fue en Granada.Cierro con el poema Retrato:

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla
mi historia, algunos casos que recordar no quiero…

El poeta se retrata a sí mismo en estas sentidas estrofas cargadas de nostalgia y de inocente felicidad infantil que, poco a poco, asciende a la edad madura. Su madurez no aparece como etapa placentera. Hay un trasfondo de infelicidad marcado por momentos de su vida. Soria es testigo de la muerte de la esposa, tres años después de casados.

La Guerra Civil, para qué contar. La ruptura con el hermano por ideas o si quieren por fidelidades políticas de ambos, aguijonea el alma. El exilio estará cargado de amargura, necesariamente, pese a tener cerca a su madre que también morirá a los pocos días de ser enterrado él. Como buena madre no quiso que el hijo sufriera por su adiós eterno.

Pasado, presente y futuro se engarzan en un collar donde cada perla va cargada de alegrías y tristezas, de deseos por ideal patriótico estable, tranquilo, de esperanzas por fraguar… Pero si recuerdan, “dos españoles, tres opiniones” rompen el posible hechizo. Cada uno guardamos en nuestra mochila vivencias inolvidables, que no volverán y que dormitan en nuestro diario imaginario.

Me identifico con el poeta. En mi caso –puede sonar a pedantería– mi infancia personal son recuerdos de un lagar montillano rodeado de viñedos y olivos, donde jugaba con gorriones amaestrados. Mi infancia quedó anclada en la mochila imaginaria que aun hoy habla mentalmente con el abuelo y le suplica que no se vaya.

El limonero del poeta brilla cargado de limones preñados de felicidad infantil. Para mí, la higuera centenaria, preñada de brevas y luego de higos, colma las hambres milenarias de una España machacada, donde la pobreza es el pan nuestro de cada día. Esta falta de pan no era imaginaria.

Empecé escribiendo sobre García Lorca y, en cierta manera, terminaré refiriéndome a él gracias a la pluma de Machado. Muerte en Granada será interesante de comentar.

PEPE CANTILLO

jueves, 12 de septiembre de 2019

  • 12.9.19
Miguel Hernández nace en Orihuela (1910) en el seno de una familia de pocos posibles y morirá en Alicante (1942) después de vivir un vía crucis de contrariedades. Terminado el Bachillerato, y aunque le conceden una beca para seguir estudiando, su padre no quiso que continuara porque debía cuidar el rebaño familiar de cabras y repartir la leche.



Era un apasionado de la lectura y ello le costó más de un bofetón paterno cada vez que le cogía con un libro entre las manos. Para el padre, los libros significaban una pérdida de tiempo y “mañana hay que madrugar para salir al campo”.

Aunque suene raro lo que voy a decir, muchos de los nacidos después de la guerra y hasta muy entrados los años sesenta hemos oído el reproche y la bronca por “perder el tiempo leyendo” pues “no sirve para nada”. Hay que trabajar para arrimar “unos cuartos” a los enjutos ingresos familiares. Recordemos que por las fechas en las que estamos el analfabetismo era abundante y la lectura, un lujo de ricos.

Pese a la oposición paterna, Miguel adora los libros y a escondidas lee todo lo que cae en sus manos, lo que le permite desarrollar su capacidad para la poesía. Leerá tanto a los clásicos como a los poetas del momento. Se relacionará con Luis Cernuda, con Rafael Alberti o Pablo Neruda, también con Lorca y María Zambrano, entre otros.

Su primera tertulia literaria será en Orihuela, donde nace su amistad con Ramón Sijé que le “da alas” para seguir escribiendo. Sijé fue escritor, ensayista, periodista y abogado. Su corta vida le dio para mucho. Eran amigos del alma pese a diferencias económicas y de ideas.

Sijé muere en la flor de la vida, con 22 años. Miguel le seguirá diez años después. En su recuerdo escribe “Elegía a Ramón Sijé. En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería”. Es toda una sentida oda a la amistad que merece darle un repaso.



A partir de 1930 comienza a publicar poesía en revistas de la zona como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. Leía con emocionada avidez y comenzaba a escribir con diligencia como si sospechara que se le escapaba el tiempo. Libros y un cuadernillo para escribir eran su gran obsesión.

La Guerra Civil prendió fuego irremisiblemente en el verano de 1936. Con anterioridad el clima “convivencial” había empezado a calentarse hasta llegar a un grado intolerable de temperatura. ¿Culpables? Todos y ninguno. En 1937 viaja a Valencia donde asiste al Congreso Internacional de Intelectuales antifascistas.

Toda guerra es nociva y, si es “incivil” aun más, dado que enfrenta a padres, hermanos, amigos; lo pone todo “patas arriba”. Lo más grave está en que dicho enfrentamiento es una llaga “cuyo daño causa pena, dolor y pesadumbre” en ambos bandos. Es una herida que perdura en el tiempo y, como la mala hierba, brota a la mínima oportunidad. Basta que caigan cuatro gotas de pensamiento tormentoso para que dicha herida supure.

A partir de 1930 marcha a Madrid para dejar las cabras y convertirse en escritor. Se relaciona con los poetas del momento y colabora en distintas publicaciones. Vuelve a Orihuela, redacta Perito en Lunas (1933), donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a la capital.



De vuelta a Madrid colabora en importantes revistas poéticas, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones Pedagógicas, cuya labor será llevar la cultura a la España rural. En esos años escribe El silbo vulnerado, Imagen de tu huella y El Rayo que no cesa.

Un inciso. Tanto Lorca como Hernández serán destacados “misioneros pedagógicos”. A este respecto dice Miguel: “en los pueblos nos recibían recelosos (…) era cosa de ver a los labradores sentados sobre arados y carretas volcadas, la cigüeña de la torre asustada, los candiles con que alumbrarnos en la vara levantada de un carro, las estrellas tiemblan de frío por mí, y yo envuelto en mi capa parda de un labrador”.

Toma parte activa en la Guerra Civil como comisario de Cultura y al terminar ésta intenta salir del país después de haber recorrido distintas ciudades buscando refugio, pero la policía de Salazar lo caza en la frontera de Portugal el 15 de mayo de 1939.

Condenado a muerte, se la conmutan por una pena de treinta años que no los cumplirá porque muere de tuberculosis y tifus en marzo de 1942 en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Sobre la muerte de su primer hijo escribía “murió con los ojos abiertos como dos golondrinas”. Él tampoco cerrará los ojos al morir por tener el mismo síndrome.

De la llamada “poesía de guerra” sobresale Viento del pueblo y El hombre acecha. En la cárcel escribe Cancionero y romancero de ausencias. La guerra poco a poco va eliminando a personas que sobran porque no se fían de ellas, porque piensan de manera distinta, porque… ¿Progresismo frente a regresismo? Odio ante odio, envidias, celos, mal de ojo de unos contra otros.



¿Por qué? La guerra es una herida que está en el corazón de muchos de nosotros, tanto de quienes van de “progres” y braman contra aquellos que por otras razones válidas o inventadas se les llama carcas. Algunos y algunas se les atragantarán los calificativos que les impiden ver más allá de sus narices.

Estos pensamientos van para las llamadas por Machado “dos Españas” que, al final, quedarán en una “Apaña” futura que no será ni grande –la hemos deshuesado– ni mucho menos libre. Libertaria puede que sí, pero ambos términos no son iguales.

Vamos a terminar lo que quedó en el aire a medio olvidar y profundizó aún mas entre guerra y dictadura. Luego vino la llamada Transición que, aparentemente, nos dio un descanso pero ha brotado tanta progresía falsa y fabuladora en los últimos años que parece dar la impresión de que estamos otra vez al borde del precipicio.

Mientras tanto, crece la inquietud, se nos torea con ideas baladíes y, poco a poco, se nos está llevando al huerto de “nunca jamás”. Nos entran en el redil del odio, el desprecio, el mal vivir, el hambre intelectual, cuestión esta última que no tiene importancia pues no sé qué comer del pensamiento crítico porque no sé ni lo que es.



En la entrega anterior, Lorca ocupó todas las líneas de trabajo. Corto me quedé. Hoy me he centrado en Miguel Hernández, otro misionero cultural e importante poeta de aquellos momentos aunque, terminada la guerra, quedará relegado al rincón del olvido. Era poco importante un pobre cabrero que, se supone, casi no sabría leer.

Cabrero por mandato paterno, no pertenece oficialmente al mundo de los “leídos” que se las pueden dar, y con razón, de cultos. Pienso en tantos otros escritores importantes entre los cuales Miguel logró asomarse a sus cielos de cultura y pronto brilló entre ellos con luz propia. No solo consigue destacar entre estos sino que también será admirado e impulsado por algunos de ellos. En Madrid pondrán su mirada sobre él Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, dos grandes voces de la poesía que no tardarán en descubrir en el pastor cabrero talento y pasión por el verso.

Como podremos deducir, su afición a los libros le costará cara durante toda su corta vida. Primero en la niñez y juventud y, después, cuando en su pensamiento toman forma racimos de poemas que reflejan la realidad de su caminar, la cárcel le espera por haber tenido el atrevimiento de plasmar en sus versos sentimientos, deseos, esperanzas e ilusiones, nostalgia de hombre cargado de amor y cariño hacia los suyos que están alejados; que pinta sus sueños de tristeza en papel de estraza. Y, sobre todo, por derramar pensamientos críticos contra la opresión.

En este huerto de sinsabores solo cultivará palabras de derrota y deseos de esperanza. El hambre y la miseria de la prisión se empapan con el llanto lejano del hijo acuchillando aun más las paredes carcelarias. Hambre y cebolla es la hiel que envenena su dolor.



En su soledad carcelaria florece el Cancionero y romancero de ausencias, poesía para arrancar sus soledades y sacia su sed con los cuentos para el hijo ausente y desconocido. Soñar para no rendirse. Ensanchar el horizonte más allá de los hierros carcelarios para soñar despierto en un abrazo infantil. Se trata de vivir sin morir de ausencias. El hijo solo llegará a abrazar al padre por los versos y cuentos que le ha legado.

Poco después de muerto nacía (renacía) de la mano de Joan Manuel Serrat, un “comadrón”, poeta y músico donde los haya, que traía el alma enredada en los versos que reflejan momentos claves del poeta ahora resucitado en la música. Mi respeto y agradecimiento al trovador pues, gracias a su esmerado hacer, perviven en el pentagrama otros poetas casi olvidados.

Aquí concluyo este recorrido que, sin duda, es breve y pobre por mi parte. Hay mucha poesía por leer u oír. Solo Nanas de la cebolla merecería un monográfico detallado.

PEPE CANTILLO

jueves, 29 de agosto de 2019

  • 29.8.19
Comienzo a engarzar estas líneas el domingo 18 de agosto. Recurro de momento a la mitología para recordar que nuestra vida “pende de un hilo” manejado a capricho. En la mitología, Átropos era una de las tres Moiras (Parcas para romanos y Normas para escandinavos) que controlaban el destino de los mortales cuya vida pende de un hilo que ellas cortan cuando les apetece. ¿Qué pasó el 18 de agosto? Dos sucesos en diferentes años marcan dicha fecha.



El 18 de agosto de 1936 es fusilado Federico García Lorca. En la madrugada del 18 de agosto de 2017, en Cambrils (Tarragona), cinco terroristas, y como continuidad del atentado del día anterior en Barcelona, atropellaban mortalmente a una mujer y, de paso, hieren a seis personas más. Estos últimos muertos han caído en el olvido por intereses varios.

En la entrega anterior hacía referencia a la Institución Libre de Enseñanza fundada en 1876 y a cuyo frente estará Francisco Giner de los Ríos, compartiendo tarea e ideología con un nutrido grupo de docentes universitarios. Defienden una escuela tolerante y abierta donde la coeducación sea clave. De sus planteamientos pedagógicos parten muchas otras instituciones de carácter educativo y cultural.

Entre ellas, las Misiones Pedagógicas, que ya cité también. Su finalidad era modernizar la sociedad y erradicar el analfabetismo a la par que elevar el nivel sociocultural del país. Clave será la defensa de la libertad de cátedra que aparece reflejada en el artículo 15 de los Estatutos de la Institución. La Guerra Civil borra dicha labor.

El fundador de dicha Institución juega un papel básico, junto con otros intelectuales, en el recorrido de “Las Misiones Pedagógicas” por pueblos perdidos de España que entra en el siglo XX con sobrecarga de incultura. Muestra de ello el alto número de analfabetos que había en el país. El mundo rural era el más castigado por dicha plaga de piojos mentales.

Saber leer y escribir se consideraba un lujo solo para hijos de señoritos. Y desde luego para la mujer era aun más inalcanzable poder crecer, ascender, prosperar en el mundo de la cultura dado que su papel en la sociedad estaba dentro del hogar.

Acceder al mundo universitario no era nada fácil por no decir imposible para la mujer. En un primer momento, entrar en la Universidad y matricularse para poder asistir a clase era toda una carrera de obstáculos. Hacía falta un permiso de la autoridad competente y un informe del profesorado que avalara el ingreso. La lucha fue necesaria, tenaz, tozuda y gracias a contar con el interés de muchos docentes y de personal culto y cultivado que se empeñó en ello y poco a poco se abren las puertas.

La Institución Libre de Enseñanza hizo lo imposible y más por fomentar el ingreso de mujeres en la universidad. La maldita guerra se encargó de atajar todo lo conseguido, si bien no pudo arrancar lo que ya se había sembrado y había arraigado.

En 1931 se proclama la Segunda República y se crean las “Misiones Pedagógicas” por Decreto del 29 de mayo de 1931, como proyecto de culturización del pueblo analfabeto que sufre un bajísimo nivel enseñanza. Los “misioneros” son intelectuales del momento (maestros, estudiantes, profesores, literatos de renombre y valía). María Zambrano, Alejandro Casona, Menéndez Pidal, Luis Cernuda, María Moliner... entre otros muchos. Fueron desmanteladas al final de la “guerra incivil”.

Las Misiones tratan de llevar la escuela al pueblo, no el pueblo a la escuela y eso lo entendieron bien todas aquellas personalidades cultas, escritores y poetas sobre todo, que se prestaron a colaborar en dicho proyecto. Su objetivo será la transformación del país desde la educación.

Las Misiones son escuelas ambulantes para fomentar la cultura en los pueblos del país. La guerra dará al traste con toda la labor que fueron desarrollando los misioneros, frenó los avances que con toda ilusión pusieron en marcha tanto en el arte como en literatura y que poco a poco les permitió conectar con los movimientos de vanguardia.

Misioneros destacados fueron Federico García Lorca y Miguel Hernández, poetas a los que descubrí muy pronto junto con Antonio Machado, pese a los pocos datos que de ellos circulaban. Comprar un poemario de alguno de ellos era todo “un poema” envuelto en algo de riesgo.

Tiempo después, gracias a Serrat, muchos españolitos seguidores del cantante nos interesamos por dichos poetas (Hernández o Machado), casi olvidados para la mayoría del público. A veces no es necesario prohibir: basta con no permitir la edición de sus obras para entrar en la lista de olvidados.





Desgloso brevemente la vida de Lorca. Federico (1898-1936) poeta “granaíno” nace en una familia acomodada de Fuente Vaqueros. Su madre, como buena maestra, le inculca el placer de la lectura. Estudia en la Universidad de Granada donde se licencia en Filosofía y Letras y en Derecho. A partir de entonces, su gran inquietud será poner la cultura al alcance del pueblo.

Misionero educativo, se desplazó por el país con su grupo de teatro La Barraca con el objetivo de culturizar y abrir horizontes en el mundo agrario. En su recorrido por los pueblos perdidos de nuestra geografía intentó hacer llegar un poco de cultura e ilusión a través de su teatro ambulante.

En esta etapa, Lorca comienza a mostrar un fuerte interés por el teatro, aunque le queda poco tiempo para desarrollar el proyecto. La muerte le espera en una cuneta. Los temas que le interesan serán todos los relacionados con el ser humano, el amor, la soledad, la muerte…

Al declararse la guerra en 1936 todo dará un vuelco. Cambiamos la cultura por las balas. La vida carece de sentido en cualquiera de las trincheras, tanto de la derecha como de la izquierda, como bien deja claro Chaves Nogales en su libro A sangre y fuego. La maldita guerra le coge de lleno y pronto será detenido.

Los asesinatos políticos serán el pan nuestro de cada día. ¿Quién era posible víctima? Cualquiera que se atreviera a pensar, que fuera capaz de criticar la injusticia social, la desigualdad entre ricos y pobres. Lorca, con su postura de reclamación, se ha convertido en alguien incómodo para parte de la derecha retrógrada del momento.

Federico entra en el saco. Al caer la tarde del 16 de agosto de 1936 es detenido y dos días después fusilado ¿Cargos que se le imputan si no milita en ningún partido político? Ser espía, liberal y, ante todo, ser maricón ("homosexual" suena mejor).

No era necesario militar: bastaba con pensar, con defender causas que no encajen en el ideario del partido dominante para entrar en el saco. Este tipo de “pecado” también se da en la actualidad. Y aunque no haya fusilamientos al alba en la cuneta, los hay en el mundo de la virtualidad.

Lorca fue fusilado por sus ideas liberales y revolucionarias. En la actualidad, es uno de los poetas españoles más leídos. Cito algunas obras: Poeta en Nueva York, Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba, Romancero gitano –obra con la que la crítica lo encasilla como “agitanado”, cuestión que lo molesta bastante–.

¿Pudo librarse de las balas? Tiene amigos en la derecha que lo intentan, pero el odio ciega los ojos cargados de fanatismo. Y en una cuneta de la carretera que une Viznar y Alfacar lo fusilan antes de que apunte el alba del nuevo día 18 de agosto de 1936. Como él, habrá muchas otras ejecuciones tanto a la derecha como a la izquierda.

De dicha ejecución han pasado ya 83 años. Pudo quedar en el olvido como tantos otros censurados pero el silencio no lo borró del escenario. Suerte que fue leído al principio a escondidas, pero poco a poco salió a la luz del cielo literario de nuestro país.

PEPE CANTILLO

jueves, 15 de agosto de 2019

  • 15.8.19
Sobrevolando por el tiempo (del pasado al presente) siempre que a la mujer se la ha necesitado ha sido usada para completar situaciones varias. En otro tiempo y dentro de la élite valía para amarrar alianzas con los vecinos y así participaba del poder, aunque a la hora de la verdad pintara poco.



Hemos visto cómo algunas mujeres alcanzan dicho poder, pero son las menos. Cuando se extralimitaban –“excederse en el uso de atribuciones” (sic)– eran relegadas al hogar. Otras, para quitarlas de en medio, eran acusadas de brujería y el final ya lo conocemos.

Otras, las menos, estudian, leen y se atreven a escribir. Suelen ser de “clase bien”. La mayoría friega, lava, cocina y cuida del hogar. Tendremos que llegar al siglo XVII o XVIII para notar cambios que van colándose con dificultad y lentamente.

Por ejemplo, Inés Joyes (1731-1806) hispano-irlandesa residente en Andalucía y viuda con 51 años, dedicada al hogar, a sus hijos, está presente en la actualidad por su alegato feminista Apología de las mujeres, obra publicada en 1798, un breve ensayo en el que analiza la situación de la mujer, defiende su capacidad intelectual, arremete contra la desigualdad de sexos, las normas sociales opresoras y una moral capadora, amén de la carencia educativa.

A finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa marca un antes y un después importante en los cambios de nuestro mundo europeo. Como documento de gran alcance para un futuro cercano se proclama la “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano”, aprobada en 1789 por la Asamblea Nacional Francesa. En dicha declaración cuentan, a la hora de la verdad, solo los derechos del hombre y del ciudadano. ¿Problema con el lenguaje? Creo que no.

El cambio queda perpetuado en el cuadro La libertad guiando al pueblo, de Eugene Delacroix, donde plasma una alegoría de la República que quiere simbolizar la igualdad y fraternidad de “ricos y pobres unidos por la libertad”.

"Liberté, Egalité, Fraternité" es el lema de la revolución. La Liberté la representa una mujer con el torso desnudo, con un rifle en la mano izquierda y la bandera tricolor en la derecha. Detalle a tener en cuenta: en el cuadro no aparece ninguna otra mujer pese a estar atiborrado de hombres.

Dicho simbolismo democrático no aportó mejoras para la mujer, es más, ni tan siquiera la tuvo en cuenta. En cuanto a los logros sociales quedaba mucho camino por andar. Mucho se ha ensalzado el cuadro como reflejo del cambio. El entusiasmo es importante pero creo que la realidad quedó pobre y camuflada.

Unas pinceladas de historia. Las primeras reivindicaciones femeninas, pro igualdad de derechos, las podríamos situar en el ámbito de la Revolución Francesa cuando Olimpia de Gouges, sinónimo de Marie Gouze (1748-1793), reclama la igualdad de la mujer en su Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791).

El currículo de esta señora es abundante. Política, escritora, filósofa, abolicionista y panfletista, lucha hasta las últimas consecuencias por la igualdad de la mujer. Fue muy consecuente con sus ideas. Dice Olimpia:“la mujer tiene derecho a ser llevada al cadalso y, del mismo modo, el derecho a subir a la tribuna”. Dicho manifiesto y declaraciones como la citada no le dejarán subir a la tribuna y sí a la guillotina, dos años después (1793) por atreverse a reclamar la igualdad de la mujer. Un triste ejemplo más.

Hasta su padre se le opone: “No esperéis, señora, que me muestre de acuerdo con vos (…). Si las personas de vuestro sexo pretenden convertirse en razonables y profundas en sus obras ¿en qué nos convertiríamos nosotros los hombres? (...) Adiós a la superioridad de la que nos sentimos tan orgullosos (…) Las mujeres dictarían las leyes y esto sería peligroso”. Como podemos apreciar, ya está todo dicho.



El vídeo aportado ofrece una buena explicación de la Revolución Francesa y su alcance a nivel sociopolítico para Francia y para el resto de la Europa de finales del siglo XVIII. Desde la Revolución Francesa, como hito reivindicativo de la igualdad, ha transcurrido tiempo, han cambiado situaciones pero la paridad real entre hombres y mujeres está por llegar. Se da una asimetría que en la práctica ocasiona una relación de dominio, en la que sigue perdiendo la mujer.

El final del siglo XVIII marcará el inicio de una lucha por la igualdad y la liberación del colectivo femenino y la lenta incorporación al trabajo fuera del hogar como asalariada, en la naciente industrialización. Hecho que cambia su forma de vida abriéndole puertas pero, a partir de entonces, duplica la faena siendo explotada en el hogar y en el trabajo. Ellas cobraban menos aunque sus manos eran más hábiles en los telares.

Será a finales del siglo XIX cuando más se intensifiquen dichas reclamaciones en pro de la igualdad, sobre todo en el mundo anglosajón. En España, a finales del siglo XIX e inicios del XX, mujeres como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Federica Montseny o Clara Campoamor, entre otras, reivindicarán la igualdad entre hombres y mujeres. No resultará fácil pero van abriendo camino. Estas mujeres son las más conocidas, otras pasaron al olvido automáticamente. Digamos que fueron intelectualmente borradas antes de morir.

¿Cómo estaba el derecho al voto en otros países? En Estados Unidos, a partir de 1861, todos los varones tienen derecho a votar, la mujer no lo conseguirá hasta 1920. En el Reino Unido, la lucha por dicho derecho se inicia en 1792, potestad que no tendrán hasta 1918 y solo las mujeres mayores de 30 años; finalmente ese derecho será realidad, para todas las mujeres inglesas, en 1926. Largo recorrido en el tiempo.

España no queda lejos de las anteriores fechas, aunque empiece la movida más tarde. En 1931 se reconocerá el derecho al voto, situación que vuelve a cambiar tras la guerra civil, quedando de nuevo sometidas al marido en lo civil y en lo social. Habrá que esperar al Referéndum de 1976 y a las elecciones de 1977 para que se recuperen los derechos perdidos.

A título informativo hago un repaso de diversos hitos indicativos en lo referente a algunos momentos importantes desde 1850, donde la educación es básica para la igualdad. María de Maeztu pleitea para que la mujer acceda a la universidad.

Con respecto a la educación, en 1857 aparece la primera Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano). El analfabetismo campa a sus anchas. ¿Estudiar? Al final de la corrida parte del pueblo se conforma con saber firmar y algo de cuentas. Desde entonces a hoy la cantidad de “leyes de partido” que se han derogado por aquello de “quítate tú para que me ponga yo” son múltiples. Hablaremos cuando salga la siguiente.

Se funda la Institución Libre de Enseñanza (1876) por un grupo de catedráticos que por defender la libertad de enseñanza, la renovación educativa, cultural y social y con el deseo de modernizar la sociedad y dar entrada a las mujeres, su osadía los separará de la Universidad. Desde 1876 hasta la guerra civil, será clave para la culturización española.

Durante 1920 continúa dicha transformación. La España del momento se polariza entre un campesinado analfabeto y supersticioso y una burguesía que busca modernizar el país. En 1931 se proclama la Segunda República y crean las “Misiones Pedagógicas”, proyecto de culturización del pueblo analfabeto. Los “misioneros” son intelectuales del momento (maestros, estudiantes, profesores). Tales Misiones fueron desmanteladas al final de la “guerra incivil”.

La postguerra está sobrecargada de penuria, cartillas de racionamiento, exilio, miedo para unos, silencio para otros. A partir de los años sesenta la emigración será una salida. Poco a poco se va abriendo el telón. La Transición marca un renacer y la integración en Europa deja paso a estabilidad política y a un lento crecimiento.

¿Cómo está el panorama actualmente? Estamos entre dos bandos evidentes. Feminismo contra machismo: ¿¡muera el machismo, viva el feminismo!? En este frente se pelea a brazo partido. El extremismo nos llevará a un fanatismo donde cada cual justificará sus contradicciones.

Y la normalidad entre un sexo y el otro ¿para cuándo? Siguen dándose situaciones de opresión, de abuso… ¿Cuándo entraremos en una situación normal? Temo que si no rompemos la convivencia por un lado lo haremos por otro. Aumentan las manadas: ¿están de moda? Aumentan los abusos sexuales. Mal camino.

Un comentario que es de justicia. El conjunto de mujeres que saltaron a la arena durante los siglos XIX y XX eran de casa bien, con cultura, con arrojo para apoyar los derechos de la mujer. Lógicamente su pátina cultural y su estatus social juegan un papel básico. Los hombres, antes y ahora, también hemos arrimado el hombro.

Mis recuerdos resbalan hacia las sufridas mujeres del pueblo, sin cultura (muchas no sabían leer ni escribir), trabajando de lo que sea (aceituna, vendimia, blanqueo, fregar casas y el hogar). Su vida era dura, pero se enfrentaban a la realidad luchando por su propia dignidad. Gracias a todas ellas. Dejo el tema “mujeres” para más adelante.

PEPE CANTILLO

jueves, 1 de agosto de 2019

  • 1.8.19
No soy aficionado a la tele pero, a veces, las circunstancias obligan a aguantar el televisor. La última vez me tragué parte de Juego de tronos, serie de la que había oído muchos comentarios. Parece que la mujer juega un papel importante –insisto: parece–.



Prestando algo de atención, da la impresión de que son importantes y respetadas. ¿Como sujeto autónomo y con criterio valorado? Pienso que no, aunque estoy convencido de que las han caracterizado de tal manera que, efectivamente, parece que “cortan el bacalao” a la par que el hombre. Pura mentira.

Las mujeres del jefe, rey o como se quiera catalogar –es decir, la élite– son utilizadas en dichos grupos para buscar alianzas, para ser emparejadas con otras tribus o grupos pero siempre buscando el poder y así serán utilizadas para fortalecer el dominio del jefe si hace falta hasta prostituyéndolas. Es mi opinión y hasta puede que me equivoque.

Remacho estas líneas de introducción con la novela de Posteguillo Yo Julia, donde la mujer instiga, manda en la penumbra, a la sombra del marido que, curiosamente, parece no enterarse de nada (¿¡?). Pero esto es el reflejo de una sociedad donde la mujer solo es moneda de cambio o una especie de Celestina que debe mirar por el porvenir familiar.

Quien manda de verdad no es la mujer: obligan las circunstancias movidas por una ambición de poder para que los hijos lleguen a mandar. Digamos que hay un uso interesado de la mujer para sacar beneficios políticos, territoriales...

En anteriores entregas he buceado en el pasado para extraer alguna mujer significativa en lo que podríamos llamar “el movimiento femenino” (¿feminista?) o, mejor, en la toma de conciencia de que ellas también valen tanto o más que los hombres. Aun no he entrado en dicho movimiento. Digamos que, en sentido estricto, el feminismo como movimiento surge y se ratificará a partir de la Revolución Francesa, que dejo para el final de estas entregas.

Mujeres con arrojo y desafiando el escenario donde vivían hay bastantes, aunque han estado envueltas en un silencio yo diría que interesado. Por ejemplo, Hipatía fue importante en su entorno alejandrino. Como intelectual será una persona influyente. Estudió filosofía, lógica, física, matemáticas, astronomía, música. Se dedicó a la enseñanza, sobre todo de filosofía y llegó a ser directora del Museo de Alejandría.

De sus escritos no se conserva nada. Cuenta con la ayuda del filósofo Teón, su padre, que a toda costa estaba empeñado en la educación de ella como persona. ¿Mujer e instruida? Cierto. Tanta valía es difícil de soportar y será acusada de brujería, lo que permite que el fanatismo religioso la masacre hasta morir. Fue una mujer de banderas entregada por completo a la ciencia.

La verdad sea dicha es que trasteando por Internet he encontrado curiosa información sobre mujeres que desconocía y que fueron famosas en su tiempo tanto por su calidad de escritoras y sus capacidades intelectuales, como por su valía incuestionable.

Sigamos en este caso con dos cordobesas de banderas dentro de distintas circunstancias y que ofrecen una interesante referencia. Lubna de Córdoba, cuya fecha de nacimiento se desconoce, para unos fue esclava nacida cristiana, para otros pudo ser hija del califa. Es toda una erudita y llegará a ser responsable de la biblioteca real, además de secretaria del califa Alhaken II.

Gozada de una inteligencia brillante siendo experta en cálculo, geometría y gramática. Maestra de matemáticas enseñaba de forma gratuita a los niños hasta por la calle. Es una poetisa destacada dentro del mundo árabe-andalusí, además de ser una persona muy importante en la corte cordobesa.

Fallece en el 984. Muerto el califa, las intrigas del visir Almanzor dieron como resultado la quema de todos los libros contrarios a la religión. El fanatismo siempre está presente en las tres “religiones del libro”. ¡Adiós al tesoro!

La siguiente cordobesa, Leonor López de Córdoba (1363-1412) es escritora. Hija del Maestre de la Orden de Calatrava y valido (algo así como primer ministro) de Pedro I de Castilla. Según Cordobapedia, en Memorias de Doña Leonor López de Córdoba narra las peripecias de la familia, obra considerada como la primera autobiografía de un personaje de Castilla y además escrita por una mujer. Digamos que se abre la brecha por la que las mujeres (algunas) empiezan a escribir sobre ellas y sobre su entorno.

Otra mujer de la que sí hemos oído hablar y en terreno distinto al anterior será Juana de Arco (1412-1431). Acaudilló las tropas francesas contra los ingleses. Capturada por estos la acusan de hereje y bruja y muere en la hoguera. Este planteamiento será una excusa vil usada como causante de muchas muertes. El fanatismo religioso abusará sobradamente de las hogueras, y no precisamente de las de San Juan (¿¡?).

A partir del Renacimiento, poco a poco cada vez son más las mujeres que asomen la cabeza para, por lo menos, respirar demostrando su gran capacidad. Por ejemplo, la Reina Isabel I de Castilla no se corta a la hora de coger las riendas del poder. Claro, era la reina…

Cerca de Isabel estará Beatriz Galindo, “la Latina” (1465-1535). Es un claro ejemplo de mujer culta, calificativo este que solía atribuirse por lo general solo a las monjas. Fue preceptora de las hijas de la reina; domina el latín escrito y hablado (razón de su mote). Escritora y humanista, fue una mujer culta, erudita y generosa con los más necesitados.

Pero aun serán otras muchas mujeres las que permanezcan “escondidas” tras los muros de sus hogares donde se las ingeniarán para curar dolencias cuando enferman los hijos. ¿A dónde quiero ir a parar? Las llamadas “curanderas”, cuyo saber se funda en la práctica cotidiana, serán pronto pasto de la hoguera, acusadas de hechiceras y de brujería.

Si muchas de tales mujeres son conocedoras de una medicina casera, este matiz dará paso, con el tiempo, a que luchen por estudiar para ser médicos oficialmente. Otro enfoque de suma importancia en el trabajo- integración de la mujer.

Hasta aquí me he referido a mujeres cultas como poetisas, escritoras, en suma eruditas. Cambio de tercio y me refiero a esas mujeres que, con tesón y luchando por el pan nuestro de cada día, se dedican a imprimir libros, en la mayoría de casos porque el marido ha muerto y el negocio no puede cerrarse.

A partir de la popularización de la imprenta, dicho oficio-negocio se verá aumentado considerablemente. Por ejemplo de la imprenta de María Rodríguez de Rivalde (cómo no, viuda de Pedro Madrigal) saldrá la primera edición de El Quijote de Cervantes. Y muchos otros libros.

Hago referencia a María Jesús Espinosa de los Monteros,  activista en la lucha por los derechos de la mujer, porque de su pluma saldrá una buena cantidad de materiales, tanto sobre mujeres como hombres que ilustran debidamente la curiosidad de los lectores.

Y ahora aludo, con especial cariño, a Jerónima Galés, impresora valenciana del siglo XVI y gran amante de los libros. Viuda de dos impresores, sacó adelante la imprenta, llegando a ser una de las más importantes y conocidas de dicho siglo. Imprimirá en cantidades importantes para aquella época. Más de 250 libros es todo logro. Como socio consorte estoy relacionado con la Sociedad Bibliográfica Valenciana “Jerónima Galés”, que será fundada por un grupo de amigos en 1994. ¿Vicio? Amor a los libros.

PEPE CANTILLO

jueves, 18 de julio de 2019

  • 18.7.19
¿Cuándo arranca el movimiento feminista? Señalar su origen no es tarea fácil. Desde luego, no es de hace unos días. El tema, en general, contiene amplitud de información y, sobre todo, ofrece variados puntos de anclaje sobre sus inicios que no son coincidentes. Incógnita difícil de precisar. Según fuentes recientes, el feminismo se gestó en el seno del socialismo (¿¡?) y tiene la exclusiva.



Unas pinceladas históricas. Vuelvo a remontarme en el tiempo a la búsqueda de señales que hayan aparecido en defensa de la mujer y en la toma de conciencia de sus derechos e igualdad con el hombre. Algo aparece, aunque se pueda suponer poco importante.

En el artículo anterior citaba a Francisca de Pedraza “…mujer que consiguió divorciarse por malos tratos en 1624”. A caballo entre el siglo XIV y el XV aflora Cristina de Pizán (1364-1430). Nace en Venecia y vive en París. El personaje no es español, razón por la que posiblemente sea aun más desconocido para muchos de nosotros.

Al enviudar con 25 años y con cargas familiares le impulsa a escribir para mantenerse ella y la familia a su cargo. Será una de las primeras mujeres que se gane la vida como escritora (que sepamos). Estamos ante otro caso aislado de los muchos que, conforme se investiga en el tema, van apareciendo.

En su obra La ciudad de las damas (1405) “defiende la imagen positiva del cuerpo femenino y asegura que otra hubiera sido la historia de las mujeres si no hubiesen sido educadas por el hombre”. Hace una clara defensa de los derechos de la mujer a la par que ataca la misoginia (aversión a las mujeres) existente en esos momentos. Para quien le pique la curiosidad por el tema y por la etapa histórica, el libro Mujeres silenciadas en la Edad Media, obra de Sandra Ferrer, brinda un amplio panorama sobre la cuestión.

Demos un salto en el tiempo hacia los siglos XIX y XX. Rosa Chacel (1898-1994) nace en Valladolid donde vivirá hasta la edad de nueve años que se traslada a Madrid con su abuela. Mujer de una inteligencia brillante (donde las haya), con tres años leía de corrido y recitaba versos de memoria. Su delicada salud le impide ir a la escuela y su madre, que es maestra, le enseña desde muy temprana edad.

Le apasiona dibujar e ingresa en la Escuela de Artes y Oficios, posteriormente pasará a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando para estudiar escultura. Ambas materias se complementan y su capacidad intelectual da para más. En 1933 muere su madre, dato que supone un fuerte golpe emotivo y creativo.

Se marcha sola a Berlín donde permanecerá seis meses. En dicho periodo publica un libro de sonetos titulado A la orilla de un pozo, prologado por Juan Ramón Jiménez. Se relaciona con Valle-Inclán, con Unamuno, con Ortega y Gasset, entre otros. En dichos momentos eran habituales las tertulias literarias en Madrid, donde se reunían algunos de los mejores intelectuales del momento.

La Guerra (in)Civil trastoca su vida como la de tantas otras personas, sean importantes o anodinas. Firma el Manifiesto de los intelectuales antifascistas. Como mujer inquieta y comprometida trabajará de enfermera y escribirá en la prensa republicana. Terminada la contienda civil y abolida la República, consigue reunir a su familia y emigran a Brasil.

En 1960 se publica en Buenos Aires (Argentina) La sinrazón, posiblemente su mejor novela, obra que fue muy elogiada por Julián Marías. Para otros entendidos, la categoría literaria de esta mujer queda demostrada en 1946 cuando se edita Memorias de Leticia Valle.

Su ilusión es volver a España, deseo que cumplirá en distintos intentos. Su economía no es muy boyante. Una beca Guggenheim le da un respiro y vuelve por algún tiempo, entre 1959 y 1961. El segundo intento será en 1970, por una promoción literaria. Vuelve en 1973 y en 1977 se instala definitivamente, gracias a una beca de la Fundación March.

Durante la Transición política logra recuperar parte del tiempo perdido. Poco a poco va publicando y dando a conocer parte de sus escritos. En honor a la verdad hay que decir que sus obras son bien recibidas por la crítica e ignoradas por el gran público. La losa del silencio político pesa lo suficiente para que dicho público, que no ha terminado de salir del callejón del analfabetismo, tampoco sienta curiosidad por sus obras.

Las puertas del reconocimiento oficial se abrirán lentamente y con cierta reticencia. En 1987 le otorgan el Premio Nacional de las Letras. En 1989, la Universidad de Valladolid le concede el Doctorado Honoris Causa y será nombrada hija ilustre a la par que le fijan una pensión. En 1990 recibe el Premio Castilla y León de las Letras; en 1993, la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.

Escribe para RTVE los guiones de una serie basada en su novela Teresa. La suerte no está de su parte y la serie, aunque aprobada, no llega a filmarse. Por desgracia, este tipo de “accidentes” son muy habituales, tanto antes como en tiempos presentes. Obra no firmada aunque esté aprobada para exponer o publicar, se queda en el cajón con el cambio de partido en el poder. No invento. Tengo datos fehacientes de algunos casos.

Las líneas precedentes sobre Rosa Chacel salen de la biografía que ofrece la Fundación Jorge Guillén, depositaria del fondo documental donado por la autora en 1994. Hay una completa descripción de su obra: novela, cuentos, poesía, biografía, traducciones, correspondencia...

Ahora pondremos nuestra atención en María de Maeztu Whitney (1881-1948), humanista convencida, maestra, pedagoga y directora de escuela. Su principal objetivo será potenciar el valor y el papel de la mujer. Al enviudar su madre, toda la familia se traslada a Bilbao donde monta una academia que influirá en la pasión docente de la hija.

Licenciada en Magisterio, dará clases en Santander. Para estudiar Filosofía y Letras pasa por la Universidad de Salamanca donde fue alumna de Unamuno y termina en Madrid donde obtendrá el doctorado en 1936. Amplió su formación en diversas universidades europeas. Con posterioridad recibirá distintos títulos honoríficos y será nombrada profesora extraordinaria o Doctora Honoris Causa de universidades tanto hispanoamericanas como europeas.

Figura importante dentro del panorama educativo del siglo XX, lucha abiertamente por la igualdad de la mujer. Su objetivo será lograr que pueda acceder a los estudios superiores y universitarios pese a los impedimentos sociales, políticos y religiosos. En esta línea tenía las ideas muy claras hasta el punto de implicar a toda aquella persona con cultura, influencia o poder para que se pudieran abrir las puertas de una educación integral tanto para mujeres como para hombres.

Dicha meta aparece bien definida en la correspondencia de María de Maeztu donde perfila su ilusión y valentía, teniendo claro que es una lucha y una reivindicación de derechos. Trabajo arduo al que se enfrentan ella y otras mujeres de la época.

Dirigió e impulsó la Residencia de Señoritas entre 1915 y 1936. Su objetivo era dotarlas del máximo de oportunidades para potenciar conocimientos y acceder a la universidad. Por la Residencia pasará la intelectualidad del momento a dar conferencias, incluido Alcalá-Zamora, presidente de la República.

Formó parte de la Junta Directiva del Instituto-Escuela y presidió el Lyceum Club Femenino. Murió exiliada en Argentina a los 66 años de edad. Fue olvidada y borrada del mapa, lo que contribuyó a que fuera desplazada del lugar que le correspondía en los difíciles momentos de aquellos años.

Resumiendo. Su principal objetivo será luchar por la igualdad y la independencia de la mujer para lo que se hace imprescindible tener un alto nivel de educación. Hablamos de una educación integral y extensible a todos los rincones del país.

Apostó por una educación laica con principios pedagógicos basados en su famosa frase: “Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro”. Como docente comparto plenamente esta postura. Solo matizo que la política debe salir de la escuela. Que el adoctrinamiento que se vende en estos momentos costará caro a las generaciones siguientes.

De su artículo Lo único que pedimos cito: “Soy feminista, me avergonzaría de no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar, como persona, en la obra total de la cultura humana. Y esto es lo que para mí significa, en primer término, el feminismo (…) Justo es proclamar muy alto lo que ya repetidas veces se ha dicho: los mayores enemigos del feminismo no son los hombres, sino las mujeres: unas por temor, otras por egoísmo”.

María de Maeztu, pionera en la educación universitaria femenina española, es una gran desconocida. Ninguna mujer ha hecho tanto por la cultura femenina en España y por los centros por los que pasó como ella. Es una mujer de banderas, difícil de superar.

PEPE CANTILLO

jueves, 4 de julio de 2019

  • 4.7.19
¿Origen y significado de la expresión "mujer de bandera"? Posiblemente, según los eruditos, estemos hablando de una costumbre que entra en el movimiento de masas, como puede ser, por ejemplo, un ejército. Los ejércitos siempre iban acompañados de una patulea de gente. Entre dicho personal solían ir también prostitutas. Más concretamente, parece ser que entre los musulmanes dichas mujeres tenían que poner a la puerta de su tienda una bandera roja como señal de su presencia y así surge el dicho "mujer de bandera". Verdadero o falso, no lo sé, sentido sí que tiene.



Según la RAE, dicha expresión también hace referencia a una “mujer muy atractiva e impresionante”. Esta referencia ahora puede resultar menos tolerable dadas las circunstancias “removidas con poco acierto”, con respecto a este tipo de dichos políticamente menos aceptables (incorrectos, dicen).

Con el tiempo, la frase original se ha ido magnificando. Hoy la referimos a mujeres que, por razones varias, dejaron profunda y destacada huella en la historia de los humanos, es decir que marcaron momentos importantes.

Sigo con el importante tema del papel que debe jugar la mujer en la sociedad actual y cara al futuro. Hago la referencia al posible origen de la expresión “mujer de bandera” para transferirlo a un plural mayestático de “mujeres de banderas”. El origen del dicho puede ser ramplón pero el cambio de significado acaecido a lo largo del tiempo le da un valor que enaltece, esa es la intención, a quien se le aplica.

En la actualidad, cuando hablamos de “una mujer de bandera” nos referimos a mujeres que a lo largo de la historia han marcado un hito, que escribieron en mayúscula su paso por la historia de nuestra cultura y, sobre todo, han intervenido de modo significativo y relevante desde el siglo XVIII hasta nuestros días en pro de la igualdad de derechos para la mujer. ¿Antes no? Veamos algunos ejemplos de estas féminas atrevidas.

Buscando información me encuentro con la siguiente noticia que me sorprende. Gracias a un artículo del historiador Ignacio Ruiz publicado en El País y citado por otras fuentes cuenta lo que sigue: “La mujer que consiguió divorciarse por malos tratos en 1624. Francisca de Pedraza obtuvo la primera sentencia de violencia de género de la historia”. Dicha noticia, como no podía ser de otra manera, quedará guardada en el cajón del olvido.

Desde dicha fecha hasta el siglo XIX trascurre bastante tiempo. Los pasos en pro de la igualdad de derechos serán lentos y cargados de sufrimiento, a veces de humillaciones y desprecio por no hablar de sangre vilmente derramada. El final del siglo XIX y todo el XX será movido en pro de dicha igualdad que, entrados en el siglo XXI, aun no está conseguida.

El material que ofrezco a continuación está extractado de los artículos Un volcán rojo y violeta y Teselas sueltas para construir un mosaico. Este escrito es de Antonio Chazarra, profesor de Historia de la Filosofía. Ambos son interesantes y de ellos extraigo algunas ideas. Por cierto, dato para la curiosidad: la tesela es “cada una de las piezas con que se forma un mosaico” (sic) y el tema que estamos tocando es interesante por razones varias.

Hablemos pues de Margarita Nelken (1894-1968). En su libro La condición social de la mujer en España arremete contra la situación de dependencia que soportan, reivindica la igualdad social y sexual de la misma, defiende el divorcio y ataca al cristianismo como culpable de tal atraso.

Madre soltera por voluntad se casará con Martín de Paul 13 años después de nacer su segundo hijo. Funda la primera guardería laica para hijos de trabajadoras. El centro fracasa porque si pide una subvención deberá ser regido por monjas. Fue rechazada como miembro del Lyceum Club por su liberalismo sexual, por vivir con un casado y defender el divorcio.

Frecuenta el Ateneo de Madrid y se relaciona con Pérez Galdós, Ramón y Cajal y otros. “Ferviente republicana, sindicalista, diputada socialista, escritora, periodista...” y sobre todo es una mujer comprometida, rebelde y controvertida que amó la libertad.

Diputada por Badajoz en 1931, también logra acta en 1933 y 1936. En la Guerra Civil participa en la defensa de Madrid y forma parte del Comité Nacional de Mujeres Antifascistas. Su vida estuvo marcada por el conflicto y la tragedia. A partir de 1934 será perseguida y tendrá que exiliarse.

Para algunos era una heroína; otros la vinculan con las “checas” y las líneas represivas más duras. En vida tiene detractores como “Azaña, que la considera una indiscreta”; Queipo de Llano, que la tacha de “zorra y prostituta”; o el anarquista García Oliver, que la hace responsable de capitanear grupos violentos y de participar en la ejecución de presos. Pio Moa la descalifica, al igual que Andrés Trapiello, que apunta aspectos obscuros...

Otra mujer interesante será Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972), que nace en Madrid y muere en Lausana (Suiza). Escritora, política y abogada, luchó por los derechos de la mujer. Impulsora en pro del sufragio femenino, contribuyó decididamente a que las mujeres pudieran votar por primera vez en 1933.

Por circunstancias familiares, muere su padre, deja la escuela a la edad de 10 años y trabajará como modista, dependienta o telefonista. Como auxiliar de Telégrafos en Gobernación fue destinada a Zaragoza y a San Sebastián. De vuelta a Madrid en 1914 oposita al Ministerio de Instrucción Pública como profesora de taquimecanografía.

Trabajando en el periódico La Tribuna se interesa por la política. En 1920 inicia Bachillerato y después se matriculará en la Universidad Complutense de Madrid para estudiar Derecho. Se graduó en 1924 y, al año siguiente, se inscribe en el Colegio de Abogados. Gana sus puestos de trabajo con el sudor de su frente.

Republicana convencida, se mete en política y, en 1931, proclamada la Segunda República, será elegida diputada por Madrid donde se entrega en cuerpo y alma para conseguir el sufragio universal que permitiera el voto de la mujer. Tuvo un fuerte encontronazo con Victoria Kent, contraria al voto femenino. Se aprobó el sufragio femenino con 161 votos a favor y 121 en contra. En otro momento hablaremos de Victoria Kent.

¿Razón de dicha negación al voto femenino? Los diputados contrarios piensan que las mujeres no están preparadas para votar y, de hacerlo, votarían a la derecha porque están muy influidas por la Iglesia. Aunque alegan que no les niegan tal derecho.

La guerra “incivil” que estalla en 1936 le obliga a emigrar. El intento de volver una vez terminada la guerra es fallido. Vivió en Buenos Aires y luego en Lausana (Suiza) donde muere. Está enterrada en el cementerio de Polloe en San Sebastián. Curiosidad: dicho cementerio, inaugurado en 1878, es obra del arquitecto José de Goicoa y está repleto de historia, arte y curiosidades.

Mucho ha llovido desde aquellos primeros pasos en pro de la igualdad, por desgracia aun no conseguida pese al esfuerzo de muchas mujeres y también de hombres, y a la labor de organizaciones nacionales e internacionales.

En este desdichado tema, la realidad es tozuda porque una cuestión es lo que decimos de cara a la galería y otra distinta la intrarrealidad del asunto. A los hechos me remito con la triste lacra de la violencia doméstica, silenciada incluso por la misma mujer, en muchos de los casos. O las agresiones a transexuales y homosexuales que no dejan de ser un lamentable ejemplo de violencia sexista. El problema más grave es el aumento del odio.

PEPE CANTILLO

jueves, 20 de junio de 2019

  • 20.6.19
Según la Enciclopedia Universal, la ley del embudo es “una expresión popularmente acuñada para denunciar una injusticia surgida en alguna confrontación o disputa…” que puede resumirse como lo ancho para mí, y lo estrecho para los demás. En este caso, los demás son los putos españoles porque nosotros, puros y castos catalanes, nunca jamás ofendemos. Este dicho se complementa con otros, si no iguales sí parecidos, como “siempre me toca bailar con la más fea” o “los mandamientos del mundo se reducen a dos: quítate tú para que me ponga yo”.



Las fiestas que se suelen celebrar, repartidas por todo el país, son muchas y muy variadas. Basadas en la representación de personajes públicos o privados y el fuego hay algunas de ellas que son interesantes y divertidas. Reseño brevemente alguno de tales eventos.

Como fiesta grande y basada en el fuego, las Fallas valencianas, catalogadas como fiesta de Interés Turístico Internacional, son únicas y vienen de mucho tiempo atrás. En su origen era una fiesta sencilla donde se quemaban restos de madera y trastos viejos. Digamos que era una tertulia de vecinos alrededor del fuego y con un vaso de vino.

Actualmente, los “ninots” (figuras de cartón, madera y papel o tela), muchos de los cuales representan personajes del entorno o foráneos con cierto tono provocativo o satírico, se queman la noche de la “Cremá”. Los muñecos son copias lo más parecidas posible al personaje que representan. Nadie ha pretendido denunciar tal crematorio. Acompaño un vídeo de la Nit del Foc de 2019.



Vamos con la parte estrecha de la ley del embudo y su explicación. ¿Hacia dónde quiero dirigir estas líneas? Aun resuena en el aire (el eco de la memez) el “cipostio” que han montado los supuestos “demócratas” por la quema de muñecos que desde hace años se realiza en determinados pueblos peninsulares. Vamos con los coripeños y su Judas Iscariote.

En Coripe, como en otros tantos pueblos, tienen la costumbre de realizar la quema del “Judas” como rememoración de la traición hecha por dicho personaje contra Jesús. Este año “el Judas” que había que ajusticiar ha sido Puigdemont. En años anteriores quemaron muñecos varios sin que ello levantase ampollas malolientes. ¡Claro, no eran de mi cuerda!

Dicha quema simbólica (repito) vale de ejemplo para reprochar “lo negativo para la sociedad” que han realizado señalados personajes públicos. Por muñecos del crematorio festero han pasado Felipe González, Iñaki Urdangarín, Aznar o Bárbara Rey. En Alfaro (Logroño) aunque no suelen ser pirómanos, este año decidieron quemar a Abascal. Hay que recordar, y me repito, que con los ninots se hace algo parecido.

Fiesta similar a la de Coripe también se celebra en Robledo de Chavela (Madrid), en Pedro Abad (Córdoba), Venta del Moro (Valencia), Villadiego (Burgos), Chozas de Canales (Toledo), Talayuelas (Cuenca), Samaniego (Álava) Cabezuela del Valle (Cáceres) Bocígano y Zarzuela de Jadraque (Guadalajara). Podríamos citar más, cada una de las cuales tiene características propias que gustan o no por diversas razones.

El hecho ha molestado enormemente a la integridad moral y política de acólitos y personajes catalanes hasta el punto de bramar en su cuenta de Twitter un tal Torra: “Sencillamente, hórrido. Asco extremo. Intolerable. Lo denunciaremos”, ha escrito dicho personaje. Hasta aquí la cara estrecha del embudo.

Pasemos a la parte ancha del embudo. Tanto dentro de Cataluña como fuera de ella, los que ahora se rasgan las vestiduras son los que aplauden la quema de fotos y efigies del Jefe del Estado –como tal Estado no es el suyo, dirán–, quedándose tan panchos.

“No tiene sentido que se rasguen las vestiduras cuando la Fiscalía abre diligencias por la quema de la efigie del Rey” y para colmo apelan a la libertad de expresión para justificar dicha acción. Buen comienzo éste para ser independientes. ¿Quiénes? ¡Hombre! Los Països Catalans que vamos todos juntos.

Han aplaudido la quema de la bandera estatal –como no es la suya...–. Como siempre, tu bandera (España) es un trapo para nosotros. La buena es la estelada que es sa-gra-da. Si la ofendes te las verás conmigo, dicen todos los que cambian de cara y chaqueta cuando la supuesta ofensa o el daño se lo hacen a ellos.

Estamos ante una triquiñuela más de las muchas empleadas últimamente para abonar la razón de sus intereses políticos denunciando con ello la malquerencia, la mala voluntad del resto de España contra ellos, dicen. Porque España no nos quiere…

Para quien esté inmerso en la verdad absoluta queda claro que los hechos son (para ellos) censurables. ¿Por qué? Por rememoraciones cristianas trasnochadas, ¡quia! Por ataque directo a la democracia, ¡por favor! Simple y llanamente han bramado ante dicho acto “que consideran un presunto delito de odio” contra ellos que jamás odiaron a nadie.

Cito una intervención en Onda Cero. “Monólogo de Alsina, sobre la quema del muñeco de Puigdemont: Qué vas a esperar, Carles, de un estado fascista”. La gente de derechas es facha. España es fascista (facha) según los sensatos y sensatas del “País de Nunca Jamás” con su hada Campanilla que deben ser todos de izquierda y que si acaso solo son fachosos y fachosas algunos. Peter Pan y Campanilla nunca mueren.

Y a la manida y manoseada cantinela de “España nos roba”, hay que añadir “España nos ofende”, “España nos odia”, “España no nos quiere”. ¡Puta España…! Y no digamos “na” si los ofensores son andaluces, como ocurre en este caso.

Me atrevo a añadir, aun a costa de parecer políticamente incorrecto, una crítica. Es que los andaluces no tienen remedio, son unos mamarrachos que no valen para nada, pensarán los muy cultos (cortos amiguetes). Porque si el personal hace memoria podrá recordar que los españoles, en general, somos muñecos no apreciados y los andaluces menos, pues se nos humilla cada vez que hay ocasión para ello, con razón o sin razón.

La historia reciente desde los años ochenta, por no irme más lejos, está plagada de juicios malévolos contra la gente andaluza (vagos y maleantes, perezosos, festoleros y mil epítetos mas…). Las diatribas siempre han partido de la cúpula política.

Si curioseamos en discursos políticos, en algún que otro libro, en conferencias públicas, declaraciones políticas de algún “Molt Honorable” podremos confirmar tal aseveración. En síntesis, “Puigdemont (como chamuscado) acusa, Torra amenaza”. Ambos tienen el título de Molt Honorable. Una cuestión es tenerlo y otra confirmarlo en la realidad.

La otra parte de dicho embudo, la ancha, es para “los buenos ciudadanos” (¿¡?). Acoso sistemático a partidos que no sean de su cuerda –parece que ninguno lo es–. Escraches dentro de su territorio (uso esta palabra que parece suena mejor que “acoso”) a políticos de cualquier otro partido. Como tienen muchos huevos hasta bombardean con ellos a quien se le ponga por delante y si no que se lo digan a Marta Sánchez.

Acojonamiento de familiares de políticos contrarios, amarillismo sensacionalista al estilo de cómo lo practica la mejor prensa amarilla. De tal acoso no se ha salvado ni el Tato, torero del siglo XIX que no se perdía un sarao por nada del mundo. Supongo que quieren demostrarnos que “tienen más cojones que el caballo de Espartero”.

Pintadas contra partidos, contra personas concretas de tales siglas, siempre apelando al derecho a la “libertad de expresión”. La lista de agravios (“justificados”, dirán) es larga. Solo hay un “pero”. Siguen comiendo de los presupuestos de un Estado enemigo del que quieren separarse.

Sensacionalismo, como lo practica la prensa amarilla. Ante este panorama de choques y tropezones dialécticos se podrían aducir muchos y variados ejemplos, acertados para unos, falaces para otros, pero caer en la demagogia solo sería alimentar un fuego fatuo en este caso “lleno de presunción o vanidad ridícula”.

Supongo que terminaremos denunciando las murgas de los Carnavales, desde el más famoso (Cádiz) hasta los de cualquiera de nuestros pueblos, donde dichas murgas que “interpretan canciones satíricas en los carnavales”, se mofan de personajes tanto locales como peninsulares e incluso de fuera del país.

La palabra “murga” tiene su origen en el Carnaval de Cádiz desde donde se extiende por España y parte de América. Y puede que los “ninot” de Fallas también deban suprimirse, desaparecer, porque se mofan de todos y de todo. Aprenderemos a bailar sardanas…

PEPE CANTILLO

jueves, 6 de junio de 2019

  • 6.6.19
La cultura que encierra el refranero español es muy rica en sentencias, frases que aluden a una amplia gama de cuestiones en referencia a elementos atmosféricos, a animales y, por supuesto, a la persona y a la cultura o la religión. En la acumulación de sentencias sobre animales parece que está apareciendo una “nueva inquisición” sobre el tema que pretende cambiarlas o anularlas. Esto es materia para otro momento.



Perico el de los Palotes es una “persona indeterminada, un sujeto cualquiera”, según la RAE, tal como Fulano, Mengano o Zutano, pero aunque “no se sabe quién fue, debió existir”, según explica Pancracio Celdrán en su libro Inventario general de insultos. Entresaco algunos datos para presentarlo.

En el citado libro hay una amplia gama de datos, de frases cargadas de significado. En el caso del tal Perico, la explicación más corriente de esta frase hace referencia a alguien indeterminado, es decir a un sujeto cualquiera carente de importancia que incluso su identidad tampoco tiene significación especial. En términos muy simples diríamos que se trata de un chiquilicuatre cualquiera.

Perico más que tonto era bueno. Ser más tonto que el susodicho no resulta fácil ni tampoco difícil. En el siglo XVI se llamaba así a un bobo que tocaba el tambor con dos palotes, precediendo al pregonero y que se quedaba con los “cuartos” de ambos. No debió ser muy tonto, entonces. De todas formas, se dice que era un don nadie. Perico también hace referencia a un pájaro de América del Sur, fácil de domesticar.

Alguien se podrá preguntar a qué viene toda esta perorata. Todo a su tiempo. De entrada haré referencia a lo que me atreveré a llamar “feminismo del bueno”. ¿Razón? Estamos a caballo entre el siglo XIX y XX, cuando un grupo de “atrevidas mujeres” da la cara para conseguir toda una serie de derechos que hasta el momento les han sido negados.

Pero como la curiosidad es picante y revoltosa, busca que te buscarás y el susodicho aparecerá como seudónimo de una “mujer de bandera” que vivió a caballo entre el siglo XIX y XX. Es decir, nos referimos a una escritora que se camuflaba tras este y otros seudónimos. La etapa sociocultural no daba para muchas posibilidades en una sociedad en la que la mujer no contaba para nada, razón para ocultar la identidad.

Dicho Perico es el seudónimo de…, ¡ misterio! Indudablemente, este tipo de seudónimo puede llamarnos la atención o dejarnos fríos y pasamos olímpicamente de averiguar quién se esconde detrás del susodicho. Estamos ante un nuevo personaje que vale un potosí. La verdad es que el filón informativo de esta joya da para hacer una disertación mucho más amplia e informante del tal Perico que “sí existió” y era una mujer.

Tras este seudónimo se refugia Carmen de Burgos, también conocida por Colombine. Estamos ante una mujer periodista y corresponsal de guerra que, por necesidad, supo esconderse bastante bien tras diversos seudónimos. Tenía razones más que sobradas para ello. Además de ser mujer, era feminista y precursora del divorcio en España.

Estamos ante una “mujer de bandera”. Dichas mujeres de bandera son aquellas que, por excepcionales, dejan huella allá por donde pasan, que luchan contra viento y marea en unas circunstancias más bien adversas para ellas. Su gran atrevimiento como mujer le granjeó múltiples dificultades.

Vivimos en unas circunstancias sociales, religiosas, en las que las mujeres no podían ni mover un dedo sin la aprobación del hombre. Hasta tal punto el control era tan rígido que se podría afirmar que ni tan siquiera eran dueñas de sí mismas. Como “premio a su labor”, será la primera mujer que aparezca, años después de su muerte, en la lista de autores prohibidos por el franquismo. Ironías del destino.

Era una mujer (1867-1932), andaluza para más señas, que nace en Rodalquilar, Almería. Su nombre de pila era Carmen de Burgos, más conocida por “Colombine”, uno de sus seudónimos. Se casó muy joven con el periodista Arturo Álvarez, del que se divorciará porque el matrimonio no funcionaba. Un divorcio en tales años era todo un desacato.

Un buen día coge sus trastos y se marcha a vivir a Madrid acompañada de su hija. Tiempo después conoce a Ramón Gómez de la Serna (once años más joven) con quien colaborará e iniciará una larga relación amorosa a partir de 1909.

Periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer, fue una de las primeras corresponsales de guerra a nivel internacional y la primera española en ejercer este oficio. La cantidad de artículos de prensa escritos por ella es abultada.

Colombine firma también con seudónimos como “Gabriel Luna”, “Perico el de los Palotes”, “Raquel”, “Honorine” o “Marianela” y algún otro más. Fue redactora del Diario Universal de Madrid entre otros y la primera periodista profesional en España. También está considerada como la primera corresponsal de guerra.

Perteneció al grupo de escritores de la Generación del 98, aunque es citada como muy de pasada. Ser mujer, divorciada y destacar intelectual y activamente era una dicotomía difícil de asumir por aquellas fechas.

Vive en un tiempo que rechaza y desprestigia el trabajo intelectual de la mujer, máxime estando divorciada. Ello le obliga a firmar sus trabajos con distintos seudónimos como el de Perico el de los Palotes, que lo utilizó durante más de cinco años. Estamos ante una mujer valiente y muy adelantada a su época.

Activista fecunda, a partir de 1906 inicia una campaña a favor del sufragio femenino con una columna titulada El voto de la mujer. Mantiene tertulia literaria con diversos escritores del momento e interviene en el nacimiento de la Revista Crítica, de la que llegaron a salir seis números. Con la llegada al Gobierno del conservador Maura, la destinaron a Toledo para quitársela de en medio. Adelanto de lo que vendrá después.

En un momento en el que las mujeres no podían hacer nada sin la aprobación de un hombre, ella consiguió romper barreras tanto sociales como profesionales. Viajó al extranjero por razones de trabajo. En el libro Por Europa deja un amplio relato de su viaje por el Viejo Continente.

Su producción literaria es amplia. Escribió más de 100 novelas cortas y una docena de largas, ensayos, traducciones de algunos autores extranjeros, unos 10.000 artículos de prensa. Algún libro: El divorcio en España, Cuentos de Colombine.

A lo largo de su nueva vida en la capital se rodeó de la élite intelectual de la época y escribió numerosos artículos de prensa, entre ellos para el diario El Heraldo de Madrid. Se relaciona con Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla, Julio Romero de Torres, Gregorio Marañón, Juan Ramón Jiménez… entre otros muchos.

Si Carmen de Burgos es importante por su constante lucha en pro de los derechos de la mujer, por su insólito trabajo en una sociedad que se opone a que una fémina realice labores consideradas exclusivas del hombre y si había que esconder la identidad en sinónimos despersonalizados, ella no se rindió. Hay que descubrirse ante tanta bravura.

Pero la batalla parece perdida, pues tras la “guerra incivil” fue enterrada y por tanto silenciada, en las catacumbas del olvido. Su figura, su obra y su actitud y legado quedó olvidado por el franquismo. Sus adversarios le ganaron la partida después de muerta. “Es la primera mujer que engrosa la lista de autores prohibidos por el franquismo”.

En la biografía escrita por Concepción Núñez Rey, defiende a la almeriense como “modelo del feminismo combativo y racional, adelantada a su tiempo, aventurera, periodista, escritora, corresponsal de guerra y valiente intelectual implicada en la política y cultura de la España de principios del siglo XX”. ¿Hay quién dé más?

En la actualidad, cuando hablamos de “una mujer de bandera”, estamos haciendo referencia a mujeres que, a lo largo de la historia, han marcado un hito, que escribieron en mayúscula su paso por la historia de nuestra cultura occidental y, sobre todo, han intervenido significativamente desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

PEPE CANTILLO

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