Hay ocasiones en las que los datos no son necesarios. Basta con recorrer las calles, escuchar las conversaciones en los supermercados, o aguzar el oído en los puestos de trabajo: los pobres son más pobres, los ricos más ricos, y los politicuchos que tenemos se dedican a hacernos discutir por imbecilidades.
En lo que llevamos de año, la inflación anual estimada del Índice de Precios de Consumo (IPC) es del 3,1 por ciento. El IPC en 2024 fue del 2,8 por ciento, por lo que podemos imaginarnos la acumulación en solo dos años. Según la European Anti-Poverty Network (EAPN), el 25,8 por ciento de la población española, es decir, unos 12,5 millones de personas, están en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
Si bien es cierto que ha habido una leve mejoría con respecto al año pasado. Por otro lado, la Fundación Funcas señala: “La brecha absoluta de pobreza infantil ha aumentado de forma significativa (de 228 euros en 2019 a 349 euros en 2024), señalando que los menores pobres están cada vez más lejos del umbral de bienestar básico”.
Sin embargo, esta semana el Ibex 35 ha vivido un momento dulcísimo. ¡Ni más ni menos que 16.000 puntos! Empezamos a normalizar las vacaciones no pagadas por obra y gracia de la figura del fijo discontinuo, falsa alternativa a la flexibilización del despido. Ahora bien, resulta un notable logro progresista aprobar una proposición no de ley que regule el uso de la palabra “cáncer”. El contenido exacto es el siguiente:
1. En colaboración con los medios de comunicación, instituciones educativas, culturales y sanitarias, y entidades sociales, promover en el conjunto de la acción institucional un lenguaje responsable y empático en torno al cáncer, evitando su uso como sinónimo de hecho grupal destructivo, y reconociendo la realidad creciente de quienes lo superan.
2. Elaborar y difundir recomendaciones para el tratamiento informativo sobre el cáncer por los medios de comunicación, basado en evidencias científicas, que contribuya a reducir la desinformación en este ámbito, en colaboración con asociaciones de pacientes y colegios profesionales».
Podría hacerme el Reverte e indicar que el uso de la palabra me la va a regular “su puta madre”. No es mi estilo. Podría decir que no voy a dejar de considerar un tumor social a Pedro Sánchez y a su corte indecente. Pero ni siquiera eso. Es tan grosero, tan inadecuado, lo que me gustaría decirle a esta pandilla de sanguijuelas que tenemos a lo largo de todo el espectro político que tendré el buen gusto de ahorrárselo al lector.
Nada tengo que decir a esos individuos. Apelo a la ciudadanía, la que se mueve en los desastres, la que da lo mejor cuando las cosas se ponen feas. Por favor, dejen de tirarse los trastos a la cabeza por ideologías inexistentes. El neoliberalismo, el gran cáncer de Occidente, es la única ideología de estos filisteos.
Volvamos a hablar de economía, de la veracidad de las estadísticas —cada vez menos creíbles en el caso de España—, del precio de la cesta de la compra o de qué hacer con las personas mayores cuando no pueden valerse por sí mismos. Hablemos de igualdad entre ciudadanos libres y no del derecho a ofenderse de que cada tonta, tonte o tonto.
Haereticus dixit
En lo que llevamos de año, la inflación anual estimada del Índice de Precios de Consumo (IPC) es del 3,1 por ciento. El IPC en 2024 fue del 2,8 por ciento, por lo que podemos imaginarnos la acumulación en solo dos años. Según la European Anti-Poverty Network (EAPN), el 25,8 por ciento de la población española, es decir, unos 12,5 millones de personas, están en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
Si bien es cierto que ha habido una leve mejoría con respecto al año pasado. Por otro lado, la Fundación Funcas señala: “La brecha absoluta de pobreza infantil ha aumentado de forma significativa (de 228 euros en 2019 a 349 euros en 2024), señalando que los menores pobres están cada vez más lejos del umbral de bienestar básico”.
Sin embargo, esta semana el Ibex 35 ha vivido un momento dulcísimo. ¡Ni más ni menos que 16.000 puntos! Empezamos a normalizar las vacaciones no pagadas por obra y gracia de la figura del fijo discontinuo, falsa alternativa a la flexibilización del despido. Ahora bien, resulta un notable logro progresista aprobar una proposición no de ley que regule el uso de la palabra “cáncer”. El contenido exacto es el siguiente:
1. En colaboración con los medios de comunicación, instituciones educativas, culturales y sanitarias, y entidades sociales, promover en el conjunto de la acción institucional un lenguaje responsable y empático en torno al cáncer, evitando su uso como sinónimo de hecho grupal destructivo, y reconociendo la realidad creciente de quienes lo superan.
2. Elaborar y difundir recomendaciones para el tratamiento informativo sobre el cáncer por los medios de comunicación, basado en evidencias científicas, que contribuya a reducir la desinformación en este ámbito, en colaboración con asociaciones de pacientes y colegios profesionales».
Podría hacerme el Reverte e indicar que el uso de la palabra me la va a regular “su puta madre”. No es mi estilo. Podría decir que no voy a dejar de considerar un tumor social a Pedro Sánchez y a su corte indecente. Pero ni siquiera eso. Es tan grosero, tan inadecuado, lo que me gustaría decirle a esta pandilla de sanguijuelas que tenemos a lo largo de todo el espectro político que tendré el buen gusto de ahorrárselo al lector.
Nada tengo que decir a esos individuos. Apelo a la ciudadanía, la que se mueve en los desastres, la que da lo mejor cuando las cosas se ponen feas. Por favor, dejen de tirarse los trastos a la cabeza por ideologías inexistentes. El neoliberalismo, el gran cáncer de Occidente, es la única ideología de estos filisteos.
Volvamos a hablar de economía, de la veracidad de las estadísticas —cada vez menos creíbles en el caso de España—, del precio de la cesta de la compra o de qué hacer con las personas mayores cuando no pueden valerse por sí mismos. Hablemos de igualdad entre ciudadanos libres y no del derecho a ofenderse de que cada tonta, tonte o tonto.
Haereticus dixit
RAFAEL SOTO ESCOBAR
FOTOGRAFÍA: DEPOSITPHOTOS.COM
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