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Rafael Soto | Familia y gaceterismo andaluz

Las cuestiones de familia siempre son complicadas y, con frecuencia, problemáticas. El gaceterismo se integraba todavía en el mundo del libro y eran frecuentes las uniones entre familias vinculadas con el sector. La imprenta era un negocio privado en un entorno todavía dominado por los gremios. El matrimonio era una manera de transmitir los medios de producción y otros recursos. Así, a pesar del buen número de maestros de imprenta del Siglo de Oro, era común la existencia de sagas familiares o personas vinculadas por lazos de parentesco.


Por desgracia, en aquella época no había obras que trataran de la evolución de la imprenta en España. Por ello, casi todo lo que sabemos supone una reconstrucción realizada a través de documentos oficiales, como testamentos, partidas de bautismo o documentos notariales, entre otros. Aunque, por supuesto, las propias obras dan información clave en ocasiones.

El caso que presentamos es el de María de Ureña (o Urueña). Un ejemplo interesante porque une a varias familias de impresores que acabarán dispersándose y tendrán un impacto importante en el gaceterismo andaluz. Con mucha probabilidad, María fue pariente de Antonio de Ureña (o Urueña), que ejerció por aquellas fechas en Medina del Campo. Estuvo casada en primeras nupcias con Antonio de Lorenzana, impresor de la Universidad de Salamanca, con el que tuvo cinco hijos. La última publicación del impresor conservada a su nombre es de 1578.


En 1579, Miguel de Lorenzana se hizo cargo de la imprenta de su hermano, aunque por poco tiempo. En 1581, María toma las riendas del negocio, firmando como “Viuda de Antonio de Lorenzana”. Una práctica común en el período. Sin embargo, pronto se casa con el también viudo e impresor Miguel Serrano de Vargas, transmitiéndole en su dote los instrumentos del taller de su difunto marido. Desconocemos si tuvo hijos de su primera esposa, María de Chavarría.

Miguel debió de tener algún tipo de parentesco con otro maestro de imprenta, Juan Serrano de Vargas, con frecuencia confundido con el futuro gacetero y que ejerció en Madrid, al menos, en 1606. Para 1610 ya habría fallecido, puesto que su mujer, María de Andrade, firma como viuda del impresor.

En 1588 nacería en Salamanca Juan Serrano de Vargas Ureña (o Urueña). Puesto que María solo lo menciona a él como hijo suyo con Miguel, se entiende que fue hijo único por esta línea. Miguel enseñó su oficio tanto a Bartolomé como a su hijo Juan, que abandonarían su taller para ejercer ellos mismos como maestros de imprenta en el futuro.

Comprobamos que no solo se transmiten medios de producción y recursos entre familias, sino que también el oficio. Desconocemos la dedicación de Juan, el hijo mayor de María y Antonio, aunque no sería extraño que trabajara en el mismo mundillo, aunque no fuera como maestro de imprenta.

Hasta donde sabemos, Bartolomé comienza su andadura profesional en Valencia en 1595 (antes del traslado de su familia a Madrid, entre 1601 y 1602). Existen indicios sólidos de que se mudaría a Sevilla a principios de siglo. En concreto, se tienen registros de un tal Bartolomé de Lorenzana, impresor y vecino de El Salvador, que en 1603 estuvo un tiempo en la Cárcel Real por una deuda con el impresor Alonso de la Barrera (sobre la Cárcel Real, recomendamos la lectura de Denuncia social en el Siglo de Oro). En cualquier caso, en 1608 ya publicaba en la Calle del Pan de la Ciudad de la Alhambra.

María muere en 1612, reposando sus restos en el madrileño Monasterio de San Francisco. Algún lío de familia tuvo que haber, o bien algo no debía de estar claro, puesto que Bartolomé solicitó en 1613 un inventario de los bienes familiares.

Fragmento del inventario de los bienes de María de Ureña (o Urueña) que se incluyeron en el testamento.
Fuente: Real Academia Española de la Lengua (Vía Google Books)

En cuanto a Juan, pasó ocho años sirviendo en el ejército en Milán y para 1617, con alrededor de 29 años, ya había empezado su actividad en Sevilla como maestro de imprenta frente al Correo Mayor. Con el tiempo, se trasladaría a Granada y a Málaga, donde alcanzará cierta prosperidad como impresor.

También es interesante el destino de Miguel de Lorenzana. Como sabemos, fue él quien sacó adelante la imprenta de su hermano hasta que su cuñada tomó las riendas. No es descartable que lo hiciera por enfermedad de su hermano y que abandonara la imprenta o ejerciera en ella tareas menores a su muerte. En cualquier caso, se trasladó a Sevilla para acabar, finalmente, en Granada.

Tanto Miguel de Lorenzana como su sobrino Bartolomé y Juan Serrano de Vargas coincidieron, como mínimo, en Salamanca, Sevilla y Granada. Las causas concretas que motivaron estos traslados son desconocidas, más allá de la lógica búsqueda de prosperidad, y también desconocemos si se apoyaron entre sí en algún momento.

Al menos, los hermanastros tuvieron que tener algún tipo de contacto puesto que, en 1626, Bartolomé publica Relación general de todos los daños que han hecho los Ríos, ayres y tormentas en Salamanca, Zamora, Toledo, Almagro, Cordoua, Ecija, Seuilla, Merida, Medellín, Badajoz, Murcia, Valladolid, Medina del Campo, y otras villas y lugares de Castilla, y Andaluzia, y en los caminos, y campos. Recopilada de cartas embiadas de las dichas ciudades, por Iuan Serrano de Vargas y Vreña. natural de Salamanca, documento que no está en acceso abierto y que conserva la Universidad de Granada.

Sería un error caer en romanticismos. A ninguno de nuestros impresores les interesaba la difusión de noticias en lo más mínimo. No hubo una especialización como tal en esta actividad. Nuestros impresores trabajaban con todo tipo de documentos. Lo único que deseaban era el beneficio económico en un ambiente competitivo. Si bien, hubo quien apostó por el gaceterismo más que otros.

Juan fue un ‘todoterreno’ de la producción informativa. Redactor y editor, es uno de los referentes indiscutibles del período en España. Con más mundo que letras, cultiva la prosa con una sobriedad que roza lo tosco y con un abuso evidente de la yuxtaposición y de oraciones copulativas. Sin embargo, esa sobriedad va acompañada de una preocupación por las fuentes que resulta poco frecuente en el período que, acompañada de su detallismo, lo hacen excepcional.

Fragmento de Relacion de la grande ruyna… (1618). Fuente: Universidad de Granada. Biblioteca Universitaria.

Tenía fuentes variadas, tanto de naturaleza eclesiástica como civil. Su publicación Relacion de la grande ruyna que ha hecho el rio Guadalquiuir en Seuilla, Triana y sus riberas, Alcolea y Cordoua, y assi mismo la q[ue] hizieron los rezios ayres, arroyos y rios en Granada, Ecija, Anduxar, Loxa, Antequera, Sanlucar y otras partes de Andaluzia (1618) [se puede consultar en este enlace] hace gala de fuentes madrileñas, granadinas –que no incluyen a su hermanastro– y, por supuesto, locales. No solo lo escribió e imprimió él mismo, sino que su obra fue reeditada en Barcelona tanto por Esteban Liberós como por Sebastián Matevad –esta última edición, hasta donde sé, perdida–.

Son muchas las cuestiones que se podrían destacar del salmantino como editor. Nos quedamos con una curiosidad. Que sepamos, la primera gaceta impresa española conservada que lleva tal nombre salió de la imprenta hispalense de Serrano de Vargas: Gazeta romana, y relación general, de avisos de todos los reinos y provincias del mundo (1618). Por desgracia, solo se conserva un número y no hay garantías de encontrar más en un futuro.

Por eso, el honor de ser la primera gaceta periódica o semiperiódica española recae en la valenciana Gazeta de Roma (1618-1620), de Felipe Mey, miembro de otra saga de impresores, por cierto. Sin embargo, esta edición de la Gazeta Romana es anterior a la Defenestración de Praga de mayo de 1618, mientras que la Gazeta de Roma es de los meses posteriores.

Gazeta romana, y relación general, de avisos de todos los reinos y provincias del mundo (1618). Fuente: Internet Archive

Por su parte, Bartolomé tuvo una obra mucho menos brillante que la de su hermanastro, aunque suficiente para convertirse en un exponente del gaceterismo granadino. Merece ser mencionada la edición de Las fiestas que se hizieron en Paris, por los felices casamientos de los Reyes de Francia, con los de España, sabido por relacion muy verdadera, en este presente año de mil y seyscientos y doze (1612) que se puede consultar en este enlace.

Primera página de Las fiestas que se hizieron en Paris… (1612). Fuente: Universidad de Granada. Biblioteca Universitaria.

Por supuesto, editó publicaciones originales en verso, como el anónimo Veryssyma y notable relacion en la qual se declara el espantoso temblor y tempestad que sucedio en la ciudad de Granada, a cinco del mes de Otubre deste presente año. vase declarando las desgracias que sucedieron y como temblo la Tierra en once dias tres vezes (1618), disponible aquí; o en prosa, como la obra de Cristóbal Bravo Relacion cierta, y verdadera, sacada y aiustada de los autos, e informaciõ ante Aluaro Fernandez de Cordoua Escriuano publico, y Iurado de la ciudad de Granada, en razon de la tempestad que vuo en la dicha ciudad, martes en la tarde 28 de agosto deste año de 1629 (1629), que puede consultarse en este enlace.

Primera página de Relacion cierta, y verdadera…(1629) de Cristóbal Bravo. Fuente: Universidad de Granada. Biblioteca Universitaria.

Sin embargo, sí es cierto que Lorenzana, al igual que otros impresores granadinos del período, reimprimió publicaciones hispalenses como el ya mencionado Relación general de todos los daños… (1626). Otro ejemplo podría ser Relacion de la grandiosa y reñida batalla, que Miguel de Vidaçaual, Almirante de la Esquadra de Cantabria tuuo dia de san Iuan Bautistia deste presente año de 1618 en el Estrecho (1618), que se puede consultar aquí.

Detalle de Relacion de la grandiosa y reñida batalla… (1618). Fuente: Universidad de Granada. Biblioteca Universitaria.

La obra periodística de estos dos gaceteros es amplia y no es este lugar para la exhaustividad. En cualquier caso, vale la pena concluir con la obra del último de los tres impresores sitos en Andalucía, Miguel de Lorenzana.

Tenemos razones para sospechar que, con frecuencia, se confunden a tío y sobrino. Bartolomé es un impresor que todavía no ha sido estudiado con suficiencia. Sin embargo, la obra de su tío Miguel es todavía más desconocida. Un hecho al que se suma que, por desgracia, no tenemos acceso abierto a sus escasas publicaciones conservadas.

En cualquier caso, sabemos que al menos dejó tres publicaciones informativas granadinas que se conservan en Madrid. Dos de ellos son de 1613 y, el otro, de 1630. Una distancia temporal que nos da una idea de todas las publicaciones que quedan por encontrar o que hemos perdido. De entre ellos, por su temática, vale la pena destacar Relacion del acuerdo de las Cortes, que tuuo el Emperador, con Vngaros, y Transiluanos, y su concordia. Y assi mesmo de los sucessos del gran Turco, y otras nouelas deste año de mil y seyscientos y treze (1613).

Hemos comprobado cómo un matrimonio en Salamanca vinculó a, al menos, cinco impresores (sin contar con las viudas y los antecesores), de los que tres contribuyeron al desarrollo del gaceterismo en Andalucía. Por desgracia, estamos limitados por la conservación documental y el acceso a las fuentes.

En cualquier caso, baste este texto para divulgar un período histórico y unas obras informativas que, hasta hace poco, consideradas “menudencia”, eran pasto de insectos y hongos, y que ahora empiezan a ocupar el lugar que les corresponde en el patrimonio periodístico andaluz.

Haereticus dixit.

RAFAEL SOTO