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María Jesús Sánchez | Dolor

Esta vez todo ha empezado de madrugada. He sentido cómo unos colmillos azules de hielo se clavaban en mi tobillo haciendo que mi cuerpo desapareciera, convirtiéndome en un pellejo asolado por el que el dolor no solo corría, sino que también se había hecho dueño y señor del terreno. Yo luchaba para despegarlo de mí, intentaba correr, pero sus dientes no me dejaban. Había caído en su cepo.



Anduve por mi casa como una loca hasta que fui consciente de que en esta batalla iba a necesitar refuerzos. Esta no era la batalla con las hormigas. A esas las conocía, llevan tiempo que suben y bajan por mi pierna dejando pequeñas huellas frías a su paso.

Necesité dos aliados: una pastilla y un libro. Mientras la primera hacia su efecto, el segundo me contaba historias y me pedía que no pensara en el hielo, que solo su historia era real, la del dolor era ficticia. Pasó más de una hora hasta que pudimos abrirles las fauces al lobo.

Llevo un mes en el que los mordiscos vienen y van, haciendo que mis contornos se difuminen. La ansiedad se apodera de mi mente a ratos y solo me queda esperar, confiando que las energías del universo se muevan a mi favor y mi cuerpo encuentre el camino al equilibro.

Esto lo escribí hace un tiempo, una noche negra en la que mi pierna sufría y yo con ella. Ahora llevo unos días perdida en pensamientos oscuros que tiran de cada parte de mi cuerpo, queriendo partirme. Desde que descarrilé con el estrés hace un tiempo, siempre ando por el alambre intentando no caerme, pero mi vida no es plana, y en las subidas y bajadas a veces tropiezo y caigo en un agujero donde solo se oyen las voces de los "deberías".

Hay periodos en los que aguanto, pero otras veces caigo agotada por no llegar, por no conseguirlo todo, por no ser perfecta. Sé que esa tiranía no me hace bien. De hecho, me consume toda mi energía. Pero es que no sé cómo parar esas voces, cómo encontrar esa quietud y esa paz que tanto ansío. O conseguir que griten sin que me movilicen y agoten. No es fácil...

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ