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Aureliano Sáinz | Discos y portadas (26)

En la multiplicidad de diseños que se han utilizado para las portadas de los discos, cabe presentar uno en el que podemos detenernos puesto que hay pequeñas joyas que merecen la pena recuperar. Me estoy refiriendo a aquél que ha utilizado rostros como presentación visual del contenido musical, sea con los de los propios protagonistas o de otros personajes. Son discos que, con el paso del tiempo, sus portadas se han convertido en verdaderos iconos o, al menos, han servido de referencia para el diseño de otras venideras.



¿Y por cuál comenzar? Razonablemente hay que abordar este nuevo tema con una portada pionera que se hubiera convertido en un referente de modo que con el paso de los años fuera señalada como un auténtico hito dentro de la iconografía del rock.

Recordemos que ha habido portadas que se convirtieron en auténticos iconos. Basta recordar el Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band o el Abbey Road de los Beatles, el Sticky Fingers de los Rolling Stones, el Nevermind de Nirvana, etcétera.

Y dentro del grupo de discos que han utilizado el diseño que comentamos, sin mucho miedo a equivocarme, situaría la portada de Aladdin Sane de David Bowie como un verdadero pilar de los diseños basados en los rostros. A partir de ahí, y hasta llegar a la magnífica imagen que nos muestra Jack White en Boarding House Reach que apareció el año pasado de 2018, el recorrido que puede hacerse en bastante amplio.

Así pues, selecciono siete grandes portadas cuyos diseñadores tomaron este criterio para la realización de las imágenes de presentación de esos discos.



Tras la aparición en 1972 de su Ziggy Stardust, se le hacía difícil a David Bowie superar el éxito alcanzado en el que fuera el mejor de todos los discos que sacara en su larga producción. La continuidad se produjo al año siguiente con Aladdin Sane, compuesto en su mayor parte durante su gira del 72 por Estados Unidos. Gran disco y gran portada debida al fotógrafo Brian Duffy. En ella, el rostro de Bowie, con torso desnudo y mirada concentrada, refleja el carácter andrógino de aquellos años, al tiempo que, un rayo pintado sobre el mismo, lo cruza, mientras una misteriosa gota se acumula sobre su clavícula izquierda, creando un aire de misterio a la imagen de la carátula.



El rostro de un niño de mirada frontal y airada sería la imagen del tercer disco, War, del grupo irlandés U2, aparecido en 1983. La fotografía que acabaría siendo la portada más icónica de la banda de Dublín se le debe al fotógrafo Ian Finley, que optó por el blanco y negro como criterio de diseño. Sobre este cromatismo aparece, en el lado derecho del cuadro, el nombre de U2, así como el título del disco, quizás con la intención de que el color rojo se destacara, ya que su tema emblemático era “Sunday Bloody Sunday”. Cabe recordar que el disco alcanzó el número uno de las listas británicas y el doce en las de Estados Unidos.



Si hay un disco que reivindique la negritud, sin lugar a duda, ese es Tutu, aparecido en 1986, del trompetista de jazz Miles Davis. No hay nada más que mirar al gran primer plano que tomó el fotógrafo Irving Penn para que le sirviera al diseñador gráfico Eiko Ishioka y acabara creando esa potente imagen con la que recibió el premio Grammy por su trabajo como director de arte. Para ello, el rostro de Miles Davis se muestra en gran primer plano, mirando de frente al espectador, de modo que su alrededor se oscurece para acentuar esa propuesta con la intención de significar el orgullo de ser negro.



He hablado de la portada de Aladdin Sane que realizara Brian Duffy para el sexto disco de David Bowie, puesto que se convirtió en una pequeña obra de arte. Ahora toca hablar de otro de los grandes diseñadores gráficos: el francés Jean-Paul Goude que convirtió la imagen de su mujer, la cantante negra estadounidense Grace Jones, en una referencia icónica cuando creó la portada de Nightclubbing, aparecido en 1981. Los posteriores discos de Grace Jones continuaron siendo diseñados por Goude basándose en la primera propuesta, aunque no alcanzarían la fuerza visual del primero de ellos.



Damos un gran salto temporal para ubicarnos en 2008, puesto que fue el año en él apareció Saint Dymphna del grupo neoyorquino Gang Gang Dance, cuya música experimental es el resultado del cruce de la electrónica sintetizada con la percusión, a la que hay que añadir los variados estilos vocales de su cantante Lizzi Bougatsos. Para este cuarto disco, se nos muestra a Lizzi Bougatsos el rostro cubierto de máscaras, siguiendo la línea que ya utilizó Björk para algunos de sus trabajos. Pero en este caso, se sobrepasa la propuesta de la cantante islandesa por la sobreabundancia de ropajes cargados de múltiples cromatismos, dado que, entre tanto color, solo se muestran los ojos de Bougatsos.



Procedente de Kansas City, la cantante estadounidense Janelle Monáe bebe de las fuentes que manaron de la creatividad de David Bowie, Grace Jones o Prince, entre otros. De este modo, la artista del tupé alargado, aunque se la inscriba dentro de la línea del rhythm and blues, lo cierto es que su eclecticismo la hace una de las personalidades más interesantes del actual panorama musical. En su último disco de 2018, Dirty Computer, aparece con el rostro cubierto por una malla de pequeños cristales que dejan libres unos ojos entornados, al tiempo que un sol posterior hace connotar un halo de santidad.



Cerramos este breve repaso de las portadas de discos diseñados a partir de los rostros con otro de los grandes trabajos musicales que aparecieron en el año pasado: Boarding House Reach de Jack White. Recordemos que The White Stripes, The Raconteurs y The Dead Wheather son algunos de los grupos en los que ha estado implicado Jack White antes de iniciar un camino personal. En este su tercer disco en solitario, no solo es el autor de los trece temas sino también que ha formado parte del grupo que diseñó la portada. En ella, aparece un rostro de mujer muy blanquecino, cuya cabellera está formada por las nubes que la sobrevuelan. Nos encontramos, pues, ante una de las grandes portadas con diseños de rostros, que comenzando por la de David Bowie se extiende hasta el presente.

AURELIANO SÁINZ