–Ramas y vergas, ¡cuánta leña vieja! –Don Mariano se limpiaba con un pañuelo los ojos; le sonreía el faroleo al amigo, aireada en flojo vapor su protesta. Detenidos por un semáforo, la riada de coches se llevaba en su rugido la dilatada broma de réplicas y contrarréplicas. Cruzamo…
Por hacer tiempo – El tiempo sin empleo carece de valor –, me asaltó fugaz aquella reminiscencia. ¡Menuda sandez! , casi grité. Aunque en mi caso el de empleo rentaba poco; del otro mejor ni acordarse. ¡Buff! Tres cambios en los últimos cinco años, y el nuevo indefectiblemente me ale…
–¡Buf!… Sí, bueno, ninguna de sus preguntas conduce a sitio concreto, y alguna ni merece ser tenida en cuenta. A veces, fijarse en lo simple, en lo cercano, en lo más obvio, da resultado; pero comprendo que no lo tenga fácil, ¿eh?, al menos con lo que yo pueda aportarle. En fin, empe…
–Ella, era ella –retornó la voz de Cardenal–. Encarnación, sí, no había duda. Vestía unos vaqueros muy ajustados que le sentaban de maravilla; una camisa abierta hasta el ombligo y con los senos… en fin; un collarón de dos vueltas y unas botitas con tacón de aguja; los ojos de ceniza…
–Pues aprovecho y le pregunto. ¿Tiene algún problema… emocional el señor Castilla? –La preguntita… Mire, y quién, no. Yo hablo de actitud. De cómo se gobierna la ambición. De cómo se entra y se sale de… ¡Bah!, mala idea, déjelo, se despistará –se hartó. Era un tipo nervioso el per…
Serían las siete de la mañana de un día que se anunciaba esplendoroso, cuando me importunó el señor Flores; se escuchaba un zumbido, un martilleo, el zumbido, el martilleo, y así, a ritmo, mezclado con voces. El hombre ya viajaba (a juzgar por el ruido, en un tren), tal como afirmara la …
–No me haga usted caso ‒rechazó el señor Flores, despabilado así mi airado ensimismamiento‒. ¡Ah!… algo se me olvidaba –me señaló, de broma o enigmático–, le daba vueltas… y lo acabo de recordar, puede que le sirva. Él, Cardenal, el periodista, resulta que es amigo de Castilla, surgió el…
–Fascinante… ¿verdad? Estaría mirándolos un año entero. Palestri y yo veraneamos juntos, cuando niños. Nuestras familias coincidieron muchos veranos. –Cada cual a lo suyo –se me ocurrió decir. –Creo que a usted lo he confundido con mis palabras –alargaba Flores algún comentar…
–Me lo imagino, sí –repuse, con el provecho de un gato lamiendo una raspa. –Pues entonces sigamos con lo que aportan y se llevan la alcaldesa y demás autoridades locales. Al principio se mostraron muy renuentes; es curioso, nunca te dicen que no, pero cuando les presentamos el p…