Ir al contenido principal

Las variedades tintas cumplen cuatro décadas en los viñedos de la Campiña cordobesa

Las uvas tintas acaban de cumplir cuatro décadas en los viñedos de la Campiña cordobesa. Las primeras variedades negras llegaron en 1973 al Cortijo de El Caño en La Rambla. Allí, el técnico agrícola Francisco Solano Bellido decidió estudiar la aclimatación en la comarca de una treintena de variedades tintas, al objeto de poder diferenciar en su sistema de plantación factores experimentales como la calidad, la producción y la época de maduración del fruto.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Tras haber asesorado a firmas bodegueras tan reconocidas como Domecq, Garvey o González Byass en Jerez de la Frontera, Solano Bellido se propuso elaborar en Montilla un vino multivarietal con 26 tipos de uva tinta diferentes, plantados a lo largo de toda la experiencia.

La producción de este caldo genuino se llevó a cabo en el lagar montillano de Las Capotas y tuvo como resultado la elaboración de un vino de "excelente calidad", tal y como subrayaron varias publicaciones especializadas de la época.

La vinificación, que se llevó a cabo en una tinaja de barro de 15 arrobas, corrió a cargo del perito agrícola Juan Portero Laguna, técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, quien recuerda que aquel primer vino tinto que salió de viñedos de la Campiña cordobesa era "muy afrutado, con un buen color, cargado de matices y buen aroma, a pesar de que las microvinificaciones son muy difíciles de controlar".

Los buenos resultados obtenidos en esta primera experiencia animaron a Francisco Bellido a plantar vides de la variedad cabernet sauvignon en tres fanegas de tierra situadas en El Vicario, una finca de la Sierra de Montilla, propiedad de Bodegas Cobos. "De ahí salió el primer vino tinto obtenido de forma industrial en nuestra comarca", recordó Bellido, quien añadió que la vinificación de esta primera cosecha más amplia fue dirigida por el enólogo montillano Miguel Cruz.

Dos décadas más tarde, las cooperativas montillanas Nuestra Señora de La Aurora y La Unión comenzaron a trabajar con variedades de uva tinta en dos plantaciones experimentales situadas en el término municipal de Montilla, con el fin de analizar la aclimatación en la comarca de una veintena de variedades.

En la actualidad, ambas entidades molturan la mayor parte de la uva tinta que se produce en la comarca, si bien existen algunas experiencias particulares que están elaborando pequeñas partidas de vino tinto para ser comercializado.

De las 800 hectáreas de uva tinta que existen en el marco vitivinícola cordobés, más de 600 pertenecen a socios de la cooperativa La Unión, lo que significa que el 85 por ciento de los caldos amparados por el indicativo "Vinos de la Tierra de Córdoba" sale de esta entidad fundada en 1979 por un grupo de agricultores impulsados por la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA).

Pero no sólo se cosechan variedades tintas en el término municipal de Montilla. En Montemayor, las primeras plantaciones de esta clase de uva se realizaron en el año 2000, aprovechado las ayudas que la Unión Europea concedió para la reestructuración del viñedo.

Así, la primera cosecha de variedades tintas en la Cooperativa San Acacio de Montemayor se efectuó en 2002. En la actualidad, la sociedad montemayorense cuenta con más de treinta hectáreas de viñedos de variedades tintas: de ellas, un 60 por ciento dedicadas a la variedad syrah; un 30 por ciento, a tempranillo; y un diez por ciento, a tintilla de Rota.

Pese a que el rendimiento de la uva tinta es menor –dado que una parte del fruto se destina a subproductos y no se pueden exprimir tanto como las variedades blancas-, la cosecha de variedades tintas en la comarca viene experimentando un aumento constante desde el año 2002, cuando las cooperativas de la zona molturaron algo más de 500.000 kilos de uva.

J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR